Morbo

Catalina Sojos

Y el fiscal no omite ni un solo detalle y los periodistas tampoco, la crónica roja diaria nos empapa de sangre nuevamente; una mínima inflexión de voz denota el asombro cuando describe que el femicida acude a clases luego del crimen. Cada pormenor es sopesado y revientan las redes sociales, la jauría y su voracidad, por lo pronto, se satisface. Un nombre más se añade a la lista del puente “Vivas nos queremos”, Tania Priscila Calle Coronel, deja dos hijos en la orfandad y mientras tanto, la violencia continúa imparable con su carga de lágrimas y dolor. Una mujer más, una menos, una madre, hermana que cae asesinada por un criminal cuyo perfil nos anonada, muchacho universitario, estudiante de veterinaria (los detalles dejamos a la fiscalía); es decir, un “alguien” común y corriente pero que refleja el estado de putrefacción de la sociedad y la guerra hacia la mujer, su indefensión ante el varón y un grito de alarma para todos, hombres y mujeres de bien. Otra vez clamamos justicia, que se cumplan las leyes, que no quede en la impunidad este horrendo crimen; otra vez y la palabra para unirnos y que no nos desgranen una a una, porque separados como ciudadanos solo nos queda lamentarnos y eso no provoca ningún cambio. Vaya el abrazo para la familia porque no es únicamente un nombre, un número, un detalle; es una chica de 37 años que reclama nuestra voz. (O)