Justicia popular

Marco Carrión Calderón

En varias comunidades del país se producen hechos que ya no son raros. En estos últimos años es frecuente que la gente se ve obligada a tomar la justicia por mano propia cuando es víctima de robos, violaciones, secuestros, homicidios. No puede haber tranquilidad si los jueces poco hacen para sancionar a los culpables. Cuando las comunidades han entregado los delincuentes a las autoridades, han tenido la decepción de verlos libres al poco tiempo.

De las ejecuciones reprobables que se cometen por parte de los agraviados, son responsables las autoridades que nada han hecho para frenar la delincuencia.

¿Cómo no sentir indignación y ganas de hacer justicia por mano propia cuando se sabe que tantos políticos, ladrones contumaces y conocidos, están libres y disfrutando de una vida principesca con el dinero que nos robaron? ¿Cómo no perder la fe en la justicia si sabemos que los juicios en su contra, permanecen durmiendo y con el riesgo de prescribir? Ahora existen las medidas alternativas: libertad condicional y grillete electrónico que portan algunos delincuentes al tiempo que continúan delinquiendo o fugan como sucedió con Alvarado, ese pillo del correísmo, que fugó dejando un burlón mensaje de despedida.

Cuando los capos del narcotráfico han caído presos no tarda algún juez, de esos corruptos que sí los hay, en concederles la libertad. Cuando los estafadores y ladrones son liberados o se les anticipa la orden de captura para que puedan huir, sentimos una profunda indignación que hará pensar a algunos en la necesidad de la justicia por mano propia.

Antes que perseguir a los campesinos que, en su desesperación ante la falta de orden y justicia, se han visto obligados a castigar a un malhechor, la policía y los jueces deben pensar en cómo rectificar y en cómo dar seguridad a los ciudadanos que nos sentimos inermes y abandonados; nos sabemos indefensos frente a la delincuencia creciente que hace su agosto en campos y ciudades, en calles y en plazas, en buses y en mercados.

No justifico el que la gente se vea en el caso desesperado de tomar justicia por mano propia, pero sí se comprende este tipo de acciones ante la falta de una eficiente acción policial y judicial. (O)