Violencia y economía

Bladimir Proaño

Los conflictos por el narcotráfico durante los últimos años están transformando al Ecuador, perturbando el ritmo de vida de los ciudadanos en muchas ciudades del país. La zona 8 parecería ser el epicentro de la violencia en el país, cobrando 500 vidas en lo que va del año. Si el desempeño económico no se fortalece y no aunamos esfuerzos sociedad civil y estado, entonces esta lacra no disminuirá (peor erradicarla).

¿Qué estamos viendo en el país? Primero, al menos en términos generales, que gran parte de la violencia en el país actualmente se concentra en áreas urbanas y no solo de las ciudades con economía más fuerte, sino también en las menos desarrolladas. Hay alguna evidencia que ha investigado el vínculo entre la oportunidad laboral y los delitos violentos en las zonas urbanas de las economías en desarrollo (la tasa de desempleo fue de 5,9 % para el área urbana mientras que para la rural fue de 2,4, a abril-2022). Los estudios tienden a producir resultados cercanos a lo observado en estas semanas. Hay buenas razones para esperar que el vínculo entre la pérdida de empleo y los delitos violentos sea más fuerte en las ciudades más pobres y con instituciones más débiles; sin embargo, en el país los casos más críticos se dan en lugares con mercados laborales urbanos bien desarrollados y no necesariamente con mayores tasas de desempleo (Azuay, 5.1 %; Guayas, 3.9 %; Manabí, 2,6 %; El Oro 6.9 % y Los Ríos 2.8 %, llama la atención Pichincha 10,8 % y Esmeraldas 10.0 %). Siendo más concluyente inferir que las organizaciones criminales pueden brindar amplias oportunidades de empleo, aumentando su atractivo y reduciendo los costos de búsqueda de empleo para las personas desempleadas. 

Segundo, los jóvenes se están alejando del empleo legítimo hacia la actividad delictiva porque los cambios en el mercado laboral local han hecho que sea más lucrativo traficar drogas. La disminución del costo de oportunidad de buscar empleo criminal hace que sea más beneficioso para las pandillas traficar drogas, lo que implica una gran reclutamiento de mano de obra local. Esto, a su vez, lleva a las organizaciones criminales, o facciones dentro de ellas, a luchar por el control de estos territorios. (O)