El cambio climático (parte dos)

Eduardo Sánchez Sánchez

Todo lo que implique ahorro energético, significa un uso responsable de los equipos electrodomésticos y, por ende, luchar contra el cambio climático, hechos tan simples como tapar ollas durante la cocción de los alimentos y el uso de ollas de presión.

También sirve para cambiar los focos o bombillas con luces LED. Al seleccionar productos con poco envase, produce menor cantidad de basura y gasto energético. Una botella de 1,5 litros produce menos residuos que tres de medio litro. Lo más difícil resulta abandonar el grotesco uso de fundas plásticas en todo negocio del planeta, ciudades y campos están tapizados de diferentes plásticos que se convierten en una de las tragedias de ríos, lagos, mares, campos agrícolas, bordes de carreteros, alimentos contaminados con nano partículas y deterioro de la salud en todos los seres vivos, incluida la especie humana, única culpable de este terrorífico problema. Comemos pescado y mariscos contaminados con diferentes plásticos, la muerte de seres vivos en los mares, ríos, embalses y canales, al ser atrapados por fundas y mallas plásticas es el epílogo, las próximas generaciones carecerán de las proteínas provenientes de peces. Hoy contaminamos el agua en muchos órdenes, y la distanciamos de la vida, constituyendo en el foco de insalubridad y muerte. Debemos impulsar el uso de fundas reutilizables y no plásticas de un solo uso para convertirse en basura tóxica.

Luchar incesantemente contra la pérdida de bosques en virtud de que los árboles absorben el carbono del CO2 y purifican el aire, además de regular temperatura, ciclos hidrológicos y producción de agua para la naturaleza y consumo humano. El gobierno central debe emprender una campaña impostergable de reforestación técnica y ética en cada provincia. Es importante el uso de energías verdes como la solar, eólica y la hidráulica que poseemos en nuestro Azuay. (O)