Garro y Los recuerdos del porvenir

Aníbal Fernando Bonilla

Cuando hablamos del Boom, las firmas que resaltan en común son: García Márquez, Vargas Llosa, Fuentes, Cortázar. Sin duda, referentes de esta corriente narrativa. Sin embargo, en la historicidad literaria se ha obviado a un nombre femenino de igual trascendencia coetánea: Elena Garro (1916-1998). ¿A qué se debe que no haya escritoras mujeres en el Boom? Varias son las hipótesis: actitud patriarcal, mercado editorial, agenda mediática, política institucional.

En los sesenta, en donde hubo efervescencia social, cultural y política, Garro publicó Los recuerdos del porvenir (1963), enel mismo año en que aparecieron Rayuela de Julio Cortázar, y La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa (nótese que Cien años de soledad de Gabriel García Márquez vio la luz en 1967). La novela de la escritora mexicana está impregnada de sentido terrígeno, cuya trama gira en torno a la revolución de su país de inicios del siglo XX y a lo que se denominó la guerra cristera. Es la relación convulsa -narrada en primera persona del plural- de una sociedad estratificada entre explotadores y explotados, entre terratenientes y campesinos. Se aprecia un tono mitológico a través de elementos vitales como el fuego, la piedra y el agua, con hondo apego latinoamericano. Son las tierras rurales de Amerindia (Ixtepec) que han testimoniado revueltas fracasadas en medio de utopías irrealizables. Es la exteriorización de variadas voces (entre ellas, los hermanos Moncada), con raigambre policultural, opresión, reivindicación femenina y cuestionamiento al machismo. Un grito de denuncia en contra del caudillo despótico (Francisco Rosas) que gobierna de espaldas al pueblo. Y, una apuesta al amor indisoluble (entre Julia y Felipe Hurtado). Obra que transmuta la memoria colectiva, contenida de un valor agregado: su referencialidad con el realismo mágico. Si acaso difundida en México, ha estado alejada del catálogo latinoamericano y mundial, ante lo cual, merece un mejor posicionamiento en la crítica, medios y, por supuesto, en el público lector. A Garro no hay que conocerle solo por haber sido ex esposa de Octavio Paz  (hecho extraliterario) sino, y, sobre todo, por su amplio aporte en los géneros de la novela, el cuento y el teatro, a más de su actividad en el campo periodístico. (O)