La “verdadera cara” de la Rafael María Arízaga

Académicos apuestan por la calle que guarda la historia y cultura de Cuenca.

Los murales a lo largo de la calle han tenido un papel importante en la fachada del sector. Cortesía

Una calle delgadita, en cuyos lados se levantan aquellas casas consideradas patrimoniales, una iglesia llamada San José y un sinfín de hogares que guardan un mundo y una historia de la Cuenca de Antaño.

Así es la calle Rafael María Arízaga, por donde pasaron las toquilleras y los comerciantes de la ciudad antigua.

Hoy, la calle, que empieza en la avenida Huayna Cápac y termina en donde inicia la Padre Aguirre, luce regenerada, y, aun así, todavía mantiene sus características del barrio de una época que ya fue.

Y, precisamente por esa razón es que, hace cuatro años, Ronal Chaca, coordinador de la Escuela de Turismo de la Universidad del Azuay, se interesó en exhibir a la calle Rafael María Arízaga como un lugar turístico, como un espacio de la ciudad en la que todavía pervive el sentido de barrio.

Para ello, Chaca tuvo un acercamiento con Ledys López, subsecretaria de Turismo de la Alcaldía de Medellín. López había trabajado en transformar a los barrios de la ciudad colombiana en un sitio apto para recibir a los turistas.

Una de las cosas que se preguntó Chaca fue si se podía aplicar la misma metodología empleada en Medellín en una ciudad como Cuenca.

Para eso se escogió como plan piloto a la calle Rafael María Arízaga. Para, primero, romper con ese estigma que tiene la propia ciudad sobre el sector: inseguro, peligroso; y, segundo, para conocer su vocación turística. Fue entonces que se empezó a trabajar con la propia gente que vive en los alrededores de la Rafael María Arízaga.

“A partir de ello, en el año 2018, empezamos a trabajar con universidades provenientes de Manabí, Quito y Guayaquil para saber la percepción de las personas frente a recibir este tipo de turismo”, contó Chaca.

En ese proceso, los habitantes se apropiaron de su barrio para mostrar cómo realmente es: un espacio seguro en donde se puede transitar y conocer la historia de una parte de Cuenca. Se activaron las zonas con teatro, títeres y encuentros que se desarrollaron en lugares que no se conocían.

“La gente no ve al turis- mo como un tema económico, sino lo ve para revalorizar su identidad. Cambiar la percepción que se tiene. Eso quería la gente”, agregó Chaca.

Una de las características de las viviendas son sus balcones floridos. Cortesía

En el proyecto también participó Jorge Herrera, presidente de la Asociación de los barrios de El Vecino, quien convocó a los vecinos que viven junto a la Rafael María Arízaga para que sean parte del objetivo de darle otra cara a la calle y sus alrededores.

Paralelo a ello, han trabajado para que la Rafael María Arízaga sea considerado como un espacio en donde se desarrolla la cultura.

Por eso es que ahora se encuentran murales y balcones floridos que muestran la verdadera cara de una calle que ha tenido algunos problemas relacionados a personas que han llegado a crear otro tipo de percepción.

“Muchos no conocedores de la realidad del sector arriendan sin la precaución. Pero el problema de arrendar sin precaución es un problema de toda la ciudad y de esa forma todo puede pasar. Sin embargo, en algún momento del camino, los buenos vecinos nos sumamos para convencer a los vecinos y presionar en los cambios”, dijo Herrera.

Delegaciones de varias universidades del país han visitado la calle para conocerla. Cortesía

Aunque todavía el camino es largo, los habitantes no solo de la Rafael María Arízaga, sino quienes están en El Vecino, creen que puede haber grandes cambios en el sector, y romper los juicios de valor.

“Hay mucha cultura, mucho patrimonio aquí. El problema es que no nos hemos apropiado, pero creo que si no hacemos eso, no habrá cambios. Debemos apropiarnos de nuestra zona”, opinó Cristina Arévalo.

Luego de los planes pilotos aplicados en los últimos cuatro años, la Universidad del Azuay se apresta a firmar un convenio para continuar con el proyecto en el que imperará cambiar la percepción de la Rafael María Arízaga, un espacio que guarda tesoros que todavía no son públicos. (AWM)-(I)