Poder

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Empezaremos esta vez, estimado lector, con una disquisición de orden casi filosófico. La búsqueda del poder es inherente a la naturaleza humana y sus formas son incontables. Hay quien lo consigue desde la imposición brutal de la fuerza y el miedo, como en las viejas dictaduras de nuestra América Latina; lo hay quien lo busca desde el exquisito espacio del arte y la belleza (del “yo creador”); desde la inteligencia en la sobriedad de la academia en el inmenso poder del conocimiento (del “yo sé”) y aún desde la terrenal acumulación de riqueza (del “yo tengo”) y mando sobre las vidas de quienes necesitan tener.

Y entonces, así visto ¿Que es la política sino una lucha por el poder? Claro, alguien dirá y con razón, que la política es (o al menos debería ser), la expresión más pura de la vocación de servicio por lo demás. Concedido, no obstante, para alcanzar ese espacio de servicio, es necesario transitar por todos los escabrosos senderos de la nominación, postulación y elección popular. Procesos en los cuales, lo diré con pesar, la vocación de servicio suele ser una rara excepción entre las incontables ambiciones personales, vanidades y afanes de poder por el poder.

Entonces sí, la política es una lucha por el poder y este será tan bueno o malo como la persona llegue a ejercerlo. El poder en manos del hombre grande, conduce a la Patria a nuevos horizontes y se convierte en cuna, hogar y escuela de su pueblo. Pero el poder, en manos del hombre de espíritu pequeño, se convierte en vanidad y se torna monstruoso.  Porque si existe una verdad ontológica detrás del ejercicio del poder es que se desgasta con el tiempo mientras, simultáneamente, se vuelve adicción y prisión para la mente del que lo ejerce, y como sucede con todas las adicciones, termina por eliminar al adicto. Como también es cierto que, cuando es excesivo o dura demasiado, quien lo ejerce se corrompe y aisa hasta caer víctima de su propia obra. Por eso Bolívar solía decir “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes; es un país de esclavos”. (O)