Gracias Profe

Viviana Bernal Estrada

No pretendo con el coloquio restar valor al noble oficio de enseñar; al contrario, me contagio de la nostalgia de mi hija cuando a días de culminar una de las facetas más importantes de su vida, le invade la tristeza por dejar atrás a quienes hicieron mucho por ella.

Un recorrido en el tiempo hasta aquellas épocas en donde mi madre hilvanaba diez centímetros o más sus primeros uniformes; verla vestida de plomo y verde era más que cumplir con el uso obligatorio del uniforme, era maravillarnos cada mañana en familia, de lunes a viernes y bastante tempranito con el beso, la bendición y su colita de caballo.

Día tras día, los aprendizajes se hicieron conocimiento, el conocimiento formación y ésta un hábito distintivo, aquel hábito que entre casa y escuela lo forjamos en equipo sin cesar, con empeño y amor.

Para ustedes Profes la gratitud de una estudiante en la expresión de una madre al reconocer que su docencia traspasó la barrera de la enseñanza formal para “tocar” aquello que la hora y el espacio no lo permitía; a ustedes mis gracias eternas por haber sido la escucha activa y el cálido abrazo que reconfortó a mi hija durante mi ausencia y gracias especialmente porque mientras yo no pude compartir con ella, ustedes lo supieron hacer y hace bien.

Mi sentir sincero porque la melancolía me gana cuando sé que ya no habrá más reuniones con padres de familias. (O)