La visión como factor clave en el aprendizaje

La principal recomendación es acudir a un especialista que efectúe un examen optométrico que determine si existen problemas de visión.

Al ser una de las principales vías de entrada de información, la visión está sumamente ligada al proceso de aprendizaje, y por ende, a algunos problemas que pueden presentarse en este ámbito. Por ello, resulta fundamental poder detectar cualquier defecto o anomalía visual a tiempo, de manera que los estudiantes puedan tener el mejor rendimiento posible, no solo en lo académico, sino también en lo deportivo, que forma parte de la rutina de muchos niños y adolescentes en sus escuelas y colegios.

De acuerdo con el Dr. Alejandro Lalama, jefe de Optometría de Óptica Los Andes, “Cuando hablamos de visión, nos referimos a un sentido que nos permite percibir nuestro entorno y responder ante el mismo, por lo cual tener una agudeza visual óptima se traduce en una mejor calidad de vida.” Agrega que, en ocasiones, los padres y maestros identifican ciertos problemas en los estudiantes, pero no necesariamente los relacionan con problemas de visión, lo que puede provocar que estos problemas se agraven aún más.

Por ello, y a propósito del inicio del ciclo escolar en la región Sierra, el representante de Óptica Los Andes explica a continuación algunos aspectos importantes sobre la visión y su relación con el proceso de aprendizaje.

Sobre las habilidades visuales necesarias para aprender

  • La visión lleva consigo una serie de habilidades que son las que permiten a la persona interpretar todo lo que ve. “Estas habilidades se van adquiriendo y desarrollando progresivamente, de la misma forma en que el ser humano aprende a caminar o a hablar”, manifiesta el experto. En algunos casos, añade, la visión de un niño parece estar bien, pero si una de estas habilidades visuales está por debajo del nivel de su grado, tendrá que trabajar más duro para lograr lo que es natural para otros de sus compañeros.
  • Existen habilidades que son clave para el aprendizaje de los estudiantes:
  • Oculomotricidad. Se refiere al control del movimiento ocular, es decir, la capacidad de mover los ojos a la vez para enfocarse en una persona, imagen o un objeto. “Esta habilidad se fundamenta en la coordinación precisa de los seis músculos oculares que controlan el funcionamiento de los ojos al unísono, y ayuda a mantener imágenes claras al leer y escribir”, indica el Dr. Lalama. Cuando existe una disfunción oculomotora, lo más probable es que el estudiante se vea en la obligación de releer líneas o frases, o usar el dedo para guiarse en la lectura para no “perderse”. También podrían realizar un excesivo movimiento de la cabeza al leer, invertir el orden de las palabras, o inclusive tener una escasa comprensión lectora.
  • Acomodación. Esta es la habilidad que permite ver con nitidez a diferentes distancias y cambiar el punto de enfoque con rapidez y de forma inconsciente. “Es importante señalar que aunque esta es una capacidad que disminuye con el paso del tiempo, en la edad escolar debería funcionar óptimamente”, comenta el jefe de Optometría de Óptica Los Andes. Cuando la acomodación no se ha desarrollado plenamente, se pueden generar dificultades de atención y aprendizaje, que usualmente se manifiestan con señales como quejas por parte del niño/joven porque ve borroso al leer o escribir, lagrimeo, parpadeo excesivo, equivocaciones y lentitud al copiar textos de un libro o de la pizarra, dolores de cabeza ante lecturas prolongadas, entre otros.
  • Binocularidad. Es la habilidad que facilita la coordinación eficaz y precisa de ambos ojos. “Esto significa que, cuando miramos un objeto, los dos ojos intervienen simultáneamente, es decir, que los ejes visuales de cada uno de ellos convergen en ese objeto”, señala Lalama. Su rol es esencial, porque permite realizar actividades cotidianas como jugar a la pelota, alcanzar objetos en movimiento, y calcular velocidad y distancia, por citar algunos ejemplos. Una disfunción relacionada con la binocularidad, puede manifestarse con un estrabismo (ojo desviado), aunque no es la regla. Otros síntomas de ello son la fatiga o cansancio excesivo, o acciones como tapar o guiñar un ojo al leer, frotar los ojos frecuentemente, y/o apoyar la cabeza sobre el brazo al leer o escribir. “El estudiante también podría presentar visión doble de forma intermitente”, puntualiza.
  • Otras habilidades. Además de las habilidades detalladas anteriormente, existen otras igual de importantes. Entre esas están la visión espacial, que es la capacidad de comprender y evaluar lo que se ve, jugando un papel significativo en el proceso de aprendizaje, especialmente en aquellos estudiantes que entienden mejor el material con imágenes que con palabras, y además, es clave para los cálculos matemáticos. La percepción del color, por su parte, permite distinguir los colores entre sí. Y los movimientos visomotores finos, que permiten centrarse en actividades que demandan pequeños movimientos y atención al detalle. Las personas que carecen de esta última habilidad, por lo general tienen una escritura bastante desordenada.

Sobre las recomendaciones a seguir

  • La principal recomendación es acudir a un especialista que efectúe un examen optométrico que determine si existen problemas de visión, para así establecer el mejor tratamiento, que mejore significativamente las habilidades visuales y, en consecuencia, el rendimiento escolar. “Este examen debería realizarse al menos 1 vez al año, no solo como respuesta ante un posible problema, sino como una medida preventiva”, sugiere el representante de Óptica Los Andes.
  • Adicionalmente, el experto aconseja tomar en consideración lo siguiente:
    • La distancia de lectura de los ojos al libro debe ser la que hay del codo al nudillo del dedo medio.
    • Es necesario hacer pausas al leer o trabajar frente al ordenador para mirar a un objeto o lugar lejano, pues así se relaja la mirada.
    • Sentarse a una distancia menor de entre 1.5 y 2.5 metros de la televisión puede ser perjudicial.
    • Es esencial tener buena iluminación al estudiar.
    • Una dieta rica en verduras y frutas, sobre todo aquellas que llevan vitamina A, puede ser de gran beneficio.
    • En la medida de lo posible, es preferible establecer límites en cuanto al tiempo de uso de dispositivos electrónicos.
    • Mantener los ojos hidratados es también importante.