El IESS, una institución decadente (II)

Gerardo Maldonado Zeas

Hablar del IESS a estas alturas, es como narrar una novela de miedo. Dos protagonistas claves: los representantes de los empleadores y trabajadores, César Rodríguez y Luis Clavijo, miembros del Consejo Directivo, prorrogados en sus cargos de manera inconsulta, han hecho muy poco para mejorar los servicios de salud, y tampoco han tenido la voluntad para plantear reformas a la caduca Ley de Seguridad Social, restringiendo su actuación a gestionar temas delicados a través de resoluciones.

En el IESS, se habla de “mafias” de toda índole. Así inferimos de las renuncias de los ex presidentes del Consejo Directivo de este gobierno, Jorge Madera y Francisco Cepeda. Entonces de qué sirve que el presidente de la república nombre a su delegado directamente, si los otros dos miembros vienen de tiempo atrás con vicios, y maneras de actuar poco técnicas, o populistas.

El clamor de los ciudadanos ahora es saber si el IESS sobrevivirá. Y con esto, por ejemplo, conocer el destino de cerca de 700.000 pensionistas que fueron llevados por el tiempo a jubilarse con su justo derecho, o si los reclamos por una atención médica decente se alcanzarán algún momento.

Si es verdad, que los Fondos de Salud y Pensiones tienen pocos años de vida, ¿cuáles son las alternativas para no dejar morir a la esencia de la existencia del IESS? Tres ideas prácticas, nacidas de la discusión con verdaderos conocedores de la realidad del IESS: Primero, que los empleadores y trabajadores rescatemos las dos vocalías del Consejo Directivo, dotándole de seriedad, para impulsar un verdadero cambio en la Ley de Seguridad Social, revisando todas las resoluciones tomadas sin ningún sustento; y, que, por ejemplo, respetando derechos adquiridos, analice la jubilación de personas de 65 años con 15 años de aportaciones; o de 70 de edad con 10 años, respectivamente. Segundo, propiciar un entendimiento de políticas públicas en salud, para que la atención médica a los hijos de afiliados hasta 18 años sea de exclusiva responsabilidad del Ministerio de Salud Pública, recordando que con muy poco análisis técnico o financiero fue incorporada a las prestaciones del IESS, en la época del populista correista prófugo de la justicia, Ramiro González. Tercero, prescindir de la carga burocrática administrativa en cargos innecesarios, eliminando a los enquistados que esquilman los recursos de los afiliados.

Un camino largo nos espera, pero estamos a tiempo. No permitamos que la sociedad se convulsione más; contribuyamos con propuestas prácticas y no demagógicas. Es ahora o nunca. (O)