Antoine Lissorgues se despide de la Alianza Francesa: «Me voy con el acento cuencano»

Antoine Lissorgues dejará la dirección de la Alianza Francesa de Cuenca el próximo 31 de agosto. Foto Xavier Caivinagua

Antoine Lissorgues dejará la dirección de la Alianza Francesa de Cuenca el próximo 31 de agosto para trasladarse a México.

  • Tras casi cinco años frente a la Alianza Francesa de Cuenca se despide de la ciudad. ¿Cómo fue este tiempo en la ciudad?

Cuando yo llegué no conocía a Cuenca. Había estado trabajando de manera esporádica en algunas ciudades de Ecuador. Fue de bastante agrado a nivel personal.

Siendo director de la Alianza Francesa me sentí acogido enseguida. El trabajo aquí hace que tienes que estar en contacto con la gente.
Yo traté desde el inicio de contactarme con la gente, con el mundo de la cultura, con el mundo de las academias y con el mundo de las escuelas. Tengo cantidades de recuerdos.

  • ¿Con qué idea llegó a Cuenca?

Traía conmigo una visión bastante humana creo yo, sobre todo en la enseñanza y la pedagogía… Desde un inicio dije que lo mío es el contacto con la gente.

La Alianza de pronto tiene a veces una imagen que puede parecer elitista y yo he tratado en las distintas actividades abrir la Alianza. Y hasta el último voy a decir que la Alianza Francesa no tiene que ser puertas adentro, sino puertas afuera.

  • ¿Y con qué se encontró en Cuenca?

Yo te soy sincero. Pensaba que venía a una urbe grande, pero rápidamente me sentí como estar en Francia, en un pueblo, en el sentido que aquí todo el mundo se conoce.

Yo tengo aquí un carro que casi nunca lo utilizo porque me gusta caminar. Al mediodía me puedo ir a almorzar con mi familia. O iba al centro a reuniones caminando. Y cada diez minutos uno paraba y saludaba y te tomabas el tiempo de hablar.

Hay este tema de las ciudades provinciales que describe Flaubert en sus libros. Esta vida provincial donde uno ve que el tiempo no está detenido… Tenemos el encuentro entre el pasado y lo moderno, rodeado por la naturaleza.

En Cuenca todavía hay ese tiempo de tomar un cafecito. Eso no puedes hacer en Lima o en Bogotá en donde he estado trabajando.

Antoine Lissorgues habla de cómo fue su experiencia al llegar a Cuenca para digiri la Alianza Francesa. Foto Xavier Caivinagua
  • Ya en el ámbito cultural, ¿cómo fue el encuentro con los artistas de Cuenca?

Cuando llega un nuevo director tienes una fila de artistas porque todo el mundo quiere hacer una actividad con la Alianza Francesa. Y había los artistas que veían desde la otra orilla y tenían esa imagen elitista, el grupo de los amigos de la Alianza Francesa que he tratado de romper…

Cuenca es cultural… Pero yo creo que el mayor problema del sector de la cultura es la continuidad.

A veces nos falta una visión a largo plazo. Tenemos los gestores culturales de un lado, tenemos las instituciones que manejan la cultura del otro lado, pero a veces se miran de una orilla, el uno criticando al otro, y siento que a veces estamos muy divididos.

Deberíamos trabajar mucho más de la mano porque hay beneficios. No digo que es fácil, pero ese tema de tener una visión a más largo plazo es muy importante…

Que la pandemia no sea una excusa para todo.

  • Ese es un problema, la pandemia está siendo usada como excusa en todos los ámbitos

En la pandemia los primeros recursos que se recortaron fueron los de cultura porque la gente sigue pensando que la cultura es el plus, que es algo que tú haces el fin de semana, que el artista no es un profesional.

Se sigue pensando que el artista es un amateur que en la semana trabaja y que el fin de semana va a pintar sus cuadros, va a grabar sus canciones. Y ese es un cambio y un giro que espero que haga Cuenca. Uno: el reconocimiento al artista, como profesional que tiene derecho a una retribución al trabajo que hace. Dos: pensar que la cultura se tiene que profesionalizar para que tenga continuidad.

No podemos dejar de dar un poco por aquí, un poco por allá y que, porque hay cambio de político, se termina con un festival y se empieza con otro. La institucional debe y tiene que mantener la continuidad.

Lissorgues espera que exista un reconocimiento del artista como un profesional. Foto Xavier Caivinagua
  • Al llegar se encontró con, por un lado, con el apoyo a la Fiesta de la Música, y, por el otro, con las críticas. ¿Cómo las tomó?

Primero cuando llegué me hablaban mucho de la Fiesta de la Música.

Yo llego aquí y me presentan mi equipo, una persona para cultura, y yo digo: ‘¿y eso ahora cómo se arma? Con una persona en cultura, ¿cómo voy a armar eso?’… Luego entendía que la Fiesta de la Música es un trabajo que toma seis, siete meses, en donde el equipo trabaja mucho…

Luego me hablaron de las críticas, que no pensé que iban a ser tan fuertes a pesar de que, de las 25.000 personas que asisten a la fiesta, de pronto las críticas vienen de 100, 200 personas.

Nos enfocamos siempre en la crítica. Pero yo la verdad nunca he tratado de evadir. He dicho lo que queremos hacer con la Fiesta de la Música. Hay gente que hasta ahora no lo entienden, hay otros que es un juego, que tienen su minuto de gloria en las redes sociales.
Pero la Fiesta de la Música en Francia es un concepto en el que colabora todo el mundo, como una fiesta.

Siempre hubo el dilema: fiesta versus festival. Si yo hago un festival de música, primero voy a lucrar… La gente debe entender que esto no lo sostiene el gobierno de Francia, es una asociación ecuatoriana sin fines de lucro que lo sostiene la autogestión y los cursos de francés.

Y las críticas las he respondido diciendo cuál es la filosofía de la fiesta: uno, una fiesta totalmente gratuita, y luego que la gente pueda descubrir a la ciudad caminando, yendo por los espacios públicos y descubrir la música.

  • ¿Se lleva algo de Cuenca?

Por un lado, me voy con pena porque siempre es difícil dejar una ciudad que me ha dado amigos, que me ha dado tanto a nivel profesional y personal.

Me voy con el acento cuencano que tiene mi hijo. Me llevo el motepillo, me llevo la cultura cuencana con sus broncas, con sus gestores culturales, con sus artistas, que cuando ya es el momento de salir toma más altura y lo ve como afectivo y hasta gracioso a veces.

  • ¿Qué se viene para usted luego de la Alianza Francesa?

Ahora me voy a México a tomar la dirección de Médicos del Mundo Suiza, una organización internacional que trabaja en proyectos sociales más enfocados en la salud comunitaria, la violencia basada en género y voy a tener un equipo compuesto por médicos, psicólogos, algo distinto.

  • ¿Quién será la persona que la reemplace?

Se llama Léa Desbourdes. Ella llega el día miércoles (31 de agosto). Incluso es raro, pero vamos a tener unas horas juntos. Le voy a presentar a todo el equipo, al directorio de la Alianza Francesa.

Ella ha trabajado en la Alianza Francesa, en el Instituto Francés, en el campo de la cultura, de la comunicación.

Yo aprovecho y le deseo mucho éxito porque al final los directores tratamos de marcar con algo distinto a nuestra gestión, pero quien hace la Alianza es la institución y la gente que la lleva: los cuencanos, los artistas, los académicos, el equipo de cultura que sigue. (AWM)-(I)