Las acepciones de competencia

Tito Astudillo Sarmiento

Son, básicamente, dos las acepciones del término competencia, una refiere una disputa entre dos o más sujetos que aspiran un mismo objetivo; la otra refiere aptitud o capacidad para un desempeño, útiles las dos para graficar un escenario que, como déjà vu, lo vivimos cada vez que el Concejo Nacional Electoral declama su “luces, cámaras, acción”; no perdón, me confundió la puesta en escena, la convocatoria es “en sus marcas, listos…”

A la competencia, entendida como disputa o carrera, asisten once aspirantes, cada uno desde su propio acumulado, dibujará una línea de tiempo sobre la cual tender las dos variables básicas: conocimiento y adhesión, procurando; primero, una pendiente positiva y, segundo, que esa pendiente le permita llegar a la línea de meta sobre el acumulado de los otros diez binomios.

La ecuación es sencilla: más exposición, más conexión, más identificación, más adhesión; la puesta en escena, sin embargo, no lo es igual; debido a que, entre los estudios de opinión, basados en métodos cuantitativos y cualitativos de análisis y síntesis del estado de ánimo, expectativa y necesidad de la población y sus componentes; y las propuestas como puente de adhesión, median dos elementos fundamentales: la narrativa y la percepción de competencia (la otra competencia, la que refiere capacidad).

De las encuestas se obtiene el ¿qué debo decir?; la narrativa es la construcción estratégica de la marca que responde a la necesidad y se refuerza con el constructo de la competencia, la segunda acepción de competencia que nos refiere capacidad.

¿qué voy a decir? ¿cómo lo voy a decir? Y ¿por qué me van a escuchar? La puesta en escena de la estratégica como respuesta a la expectativa, que pretende la adhesión esta marcada por dos elementos; la creatividad comunicacional para alcanzar diferenciación y la competencia vista como capacidad de gestión efectiva, de cada candidato para, más que prometer, emprender una administración transparente y efectiva. (O)