Las exequias de Dos Santos empiezan con un homenaje público en Angola

Luanda (EFE).- Las exequias del expresidente angoleño José Eduardo dos Santos, que falleció el pasado 8 de julio en Barcelona (España) a los 79 años, empezaron hoy en Luanda con un homenaje público para que sus compatriotas pudieran despedirse del hombre que dirigió el país con mano de hierro entre 1979 y 2017.

El féretro con los restos de Dos Santos salió por la mañana con honores militares desde la residencia del ex jefe de Estado, una gran mansión ubicada en Miramar, barrio acaudalado de la capital angoleña.

Escoltado por vehículos del Ejército y motoristas de la Policía, el cortejo fúnebre hizo un recorrido por varias calles, saludado por ciudadanos que lloraban o aplaudían, hasta la céntrica Plaza de la República.

«Que descase en paz», afirmó un hombre, sin identificarse, al paso del convoy, en declaraciones a la agencia de noticias estatal Angola Press (ANGOP).

En la vasta explanada, junto al océano Atlántico, se alza el gigantesco mausoleo del primer presidente angoleño, Augustinho Neto (1975-1979), frente al cual se instaló una carpa para rendir tributo a su sucesor.

Envuelto en la bandea nacional, el féretro fue colocado allí sobre un catafalco ante un retrato de Dos Santos flanqueado de coronas de flores y custodiado por militares que vigilaban el desfile de autoridades y ciudadanos corrientes que acudieron a dar su último adiós al difunto.

«José Eduardo dos Santos merece todos los honores de Estado», señaló la secretaria de Estado angoleña de Asuntos Sociales, Carolina Cerqueira.

Los homenajes públicos anteceden al funeral de Estado que se oficiará este domingo, cuando Dos Santos habría cumplido 80 años, en la Plaza de la República.

Al acto asistirán familiares del difunto y el presidente de Angola, João Lourenço, que sucedió a Dos Santos en 2017 y fue reelegido en las elecciones del pasado miércoles tras la victoria del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), único partido que ha gobernado el país desde su independencia de Portugal en 1975.

Se espera la presencia también de 21 delegaciones extranjeras-incluidos varios jefes de Estado-, principalmente de países africanos pero también de Portugal, Cuba, Timor Oriental y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Entre los mandatarios que acudirán al sepelio figura el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, quien describió a Dos Santos como un «protagonista decisivo en los momentos más diversos» tras conocerse su muerte.

También estará el viceprimer ministro cubano, Ricardo Cabrisas, cuyo país decretó un día de duelo oficial tras anunciarse el deceso del exmandatario y manifestó su pésame al pueblo y al Gobierno angoleños por la pérdida de «un sincero amigo» de Cuba.

José Eduardo dos Santos falleció el 8 de julio en la clínica Teknon de Barcelona -donde residía desde 2019- tras sufrir un paro cardíaco.

El cuerpo de Dos Santos llegó a Angola el pasado día 20, tras salir de España más de un mes después de su muerte, debido a una disputa judicial entre la viuda y última mujer del expresidente, Ana Paula, y tres de los seis hijos del expresidente.

El 17 de agosto, un juzgado de Barcelona reconoció como viuda de dos Santos a la ex primera dama angoleña Ana Paula, a quien entregó la custodia del cuerpo, y autorizó su repatriación.

Tres hijos de José Eduardo dos Santos, la empresaria Isabel dos Santos, la exdiputada Welwistchia «Tchizé» dos Santos y el expresidente del Fondo Soberano de Angola, José Filomeno dos Santos, no querían que su padre fuera enterrado en Angola.

Pero después de negociaciones con el Gobierno angoleño acordaron el entierro en Angola, bajo la condición de que el funeral tuviera lugar después de las elecciones generales del país, celebradas el pasado 24 de agosto.

Los tres hijos impusieron otras condiciones, una de las cuales era el fin de los juicios en los que intervienen sus nombres, pero fueron rechazadas.

José Eduardo dos Santos, que gobernó con mano de hierro durante casi cuatro décadas, fue considerado el «arquitecto de paz» que estabilizó el país tras la guerra civil (1975-2002) que asoló Angola, y recibió premios por su compromiso anticolonialista.

Sin embargo, sus detractores le acusan de ser un dictador y de crear uno de los regímenes más corruptos de África. EFE

Foto: Mercados Africanos