“Entendimos que los 90 días son insuficientes”

Monseñor Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, institución que es mediadora de los diálogos de paz. Foto Cortesía

El 12 de octubre se cerrarán mesas de diálogo con acuerdos, desacuerdos y temas pendientes.

¿Qué originó el retraso en las mesas?

Tuvo dos razones: primero, la complejidad de los temas, que involucraban lo económico, financiero, jurídico, inclusive lo político y social. En segundo lugar, que no se respetaron los tiempos predeterminados, concretamente los cinco días continuos para dialogar cada uno de los temas, las mesas técnicas, tomando en cuenta la complejidad de los temas, creían que se podían aplazar.

¿Qué cambió a raíz de la amenaza de Leonidas Iza de terminar el diálogo?

Se tomaron tres decisiones: en primer lugar, que se respeten los tiempos establecidos, que las mesas pendientes se cierren el 9 de septiembre y que se abran las mesas nuevas el 12 de septiembre, las que se cerrarán el 12 de octubre.

¿Fue muy ambicioso tratar de solucionar problemas estructurales del país en 90 días?

Sí, de acuerdo. De eso nos dimos cuenta cuando vimos la complejidad de los temas y entendimos que 90 días son insuficientes, que se necesitaba más tiempo, pero el cronograma está establecido en función de esos 90 días.

¿Hay temas que se quedarán pendientes?

Sí. Por eso hemos propuesto que las mesas se mantengan abiertas y que sean permanentes, claro que esas son decisiones que el Gobierno, los movimientos sociales y la sociedad civil deberán tomar. Porque la gran lección que nos queda es que el diálogo debe continuar, porque es el camino sensato, práctico y respetuoso para afrontar y solucionar los grandes problemas que tenemos.

Cuando Iza pidió celeridad en las mesas ¿estuvo en peligro el diálogo?

Nosotros respetamos la libertad de pensamiento y de expresión y los responsables son quienes dijeron eso, pero también hay que ubicar las declaraciones en la mañana, porque en la tarde nos reunimos y en las mesas se recalcó el compromiso de concluir el diálogo dentro de los términos establecidos, donde se dejó claro que los acuerdos, desacuerdos y puntos pendientes dependían de las dos partes.

¿Por qué ahora se habla de diálogos con resultados?

Es un eslogan que se puso, pero los resultados consisten en acuerdos, sí, pero también en desacuerdos, en puntos pendientes y en procesos de seguimiento que significa la llevada a la práctica los acuerdos, todo esto son acuerdos.  

¿Cómo se logró que en cinco días se consigan acuerdos que no se alcanzaron en casi 50 días?

Parecería que en tan pocos días se avanzó tanto, pero no es así; por ejemplo, en la mesa de focalización de los combustibles ya se había dialogado cuatro jornadas, faltaba solo una en la que los equipos técnicos debían presentar cómo se ejecutaría; así también en las otras mesas. Pero sí hubo aplazamientos y se debió a que existe demasiada información que hay que procesar, pero el compromiso fue de cinco días continuos de trabajo y eso es lo que faltó aplicar y se lo hizo en estos días.

¿Con esta nueva dinámica se podrán cerrar las cinco mesas pendientes en 30 días?

Por supuesto, porque seremos coherentes con los tiempos señalados. Además, se ha entendido que los resultados no necesariamente significan que haya acuerdos en un ciento por ciento, si en una mesa llegan a acordar un punto, bien, pero si no llegan a ningún acuerdo, no pasa nada, la mesa se cierra indicando lo que queda pendiente.

 El terminar sin acuerdos ¿no revive el fantasma de las movilizaciones?

Si la decisión fue aceptar que habrá cosas en las que no estén de acuerdo y continuar el diálogo, pero en otros espacios, hacer lo contrario significaría que hubo una mala interpretación de lo que se dijo.

¿Qué pasará, por ejemplo, con la mesa de control de precios, que no tuvo acuerdos?

Se pidió que se regule 44 productos y el Gobierno ha dicho que no es posible, por razones técnicas y legales, no por eso se puede decir entonces nos vamos al paro y tomo una actitud beligerante o de amenaza, hasta que el Gobierno ceda; la opción es abrir el diálogo para que otras voces nos digan si eso es posible o no.

 ¿En qué mesa se alcanzó el mayor logro?

Aunque no se ha cerrado todavía, en la mesa de combustibles, que históricamente se han usado como una bandera de lucha, para quitar y poner gobiernos, porque se lo ha tratado como un tema político, pero es técnico y económico, entonces, por primera vez hemos dicho: que hablen los técnicos y que lo acojamos, que se deje de usar como un mecanismo de conquista del poder o para quitar presidentes.

¿Hasta dónde llegará su labor, vigilarán que se cumpla lo ofrecido?

Nuestro papel es específico y, sin querer quitar el cuerpo, ya no nos corresponde hacer seguimiento, nuestro papel de garantizar el diálogo irá hasta el 12 de octubre. Los vigilantes serán las instituciones públicas, las organizaciones sociales y, sobre todo, las personas beneficiarias de los acuerdos. Quito.- (ASM)-(I)