Tocata y fuga

Juan F. Castanier Muñoz

La Tocata y fuga es una pieza musical que se atribuye al célebre compositor Johann Sebastián Bach. Cuánto me gustaría dedicar unas líneas para comentar algo sobre música, pero no, lamentablemente no. Amables lectores, el título del presente artículo me ha venido a la mente luego de la sesión de la Asamblea Nacional del jueves pasado, en que dos asambleístas, increíblemente, se “fugaron” de dicha sesión, cada quién por su lado y, de lo que se sabe hasta hoy, no se conoce sobre su paradero.

La sesión se inicia en un ambiente tenso, incierto y con los nervios crispados de los miembros de la nueva mayoría legislativa y sus mandamases. A pesar de la atropellada y burda clausura de la sesión el día viernes 2 de septiembre, que les daba casi una semana para “comprar” los cinco votos faltantes, se llegaba a la sesión del jueves sin haber logrado el “vital” objetivo. Se mocionó la reconsideración de la votación sobre el juicio a los miembros del Consejo de la Judicatura, se aprobó la misma y, cuando debía procederse a la votación final, los marrulleros de siempre se “inventaron” una maniobra, según la cual, los interpelantes debían volver a mocionar el pedido de censura para los miembros del CJ. ¡Que busquen a los interpelantes! se gritaba por los pasillos de la Asamblea, ¡que los hallen vivos o muertos!, ¡que se presenten ipso facto!, peroraban otros; pero, ¡Oh sorpresa!, Veloz y Almeida, que hasta hace segundos paseaban su humanidad por la sala del pleno, habían desaparecido como por encanto; se habían hecho humo ni que conejo de chistera. Los videos del “célebre” escándalo, muestran la última vez que se le vio en la sesión a Almeida mientras era escoltado, con dirección a la salida, por su “jefe”. Dicen las malas lenguas, que alguien habría escuchado al “jefe” susurrando al oído de Almeida: “corre pendejo”.  

La conclusión entonces es que, si la híbrida mayoría legislativa no consigue los “five” votos, el juicio político, tranquilamente podría finalizar en carnaval del próximo año, época para la cual ojalá ya hayan aparecido los asambleístas fugados y los marrulleros no hayan estrenado una nueva “tocata”.  (O)