Fiebre del oro

Ana Abad R.

¿Es en Ecuador imposible que las poblaciones afectadas por cambios en su entorno natural y, en general, la sociedad ecuatoriana en su conjunto, hacer prevalecer sus intereses sobre los del Estado y las compañías dedicadas a la extracción de recursos naturales? Las profundas y evidentes incoherencias e irregularidades en el ejercicio del poder –pese a los mandatos constitucionales en materia ambiental–, más el claro discurso pro minero del actual Gobierno y las pueriles preguntas planteadas por el señor Lasso para la Consulta Popular parecería que no es posible defender el patrimonio natural de los ecuatorianos; sin embargo, los preocupantes casos de sobreexplotación, degradación ecológica y crecientes conflictos socio-ambientales llama a la urgente acción de todos los sectores sociales; de allí, la importancia de reflexionar sobre la Gobernanza Ambiental, pues la sostenibilidad y conservación del medio ambiente y la naturaleza a largo plazo exige la interacción de los diferentes actores sociales para determinar cómo ejercer el poder y las responsabilidades, cómo tomar las decisiones y cómo intervienen los ciudadanos, pues la forma en que las sociedades eligen gobernar sus recursos naturales tiene consecuencias profundas en la calidad de vida de la población y la sostenibilidad de sus economías. (O)