El IESS sin auditorías

Como parte de la ceremonia para anunciar el pago de USD 300 millones del Estado al IESS, el presidente del Consejo Directivo del este Instituto, Alfredo Ortega, confirmó una elucubración: no hay auditorías externas para saldar cuentas con clínicas privadas y empresas.

Eso delata el pobre manejo administrativo y contable de la entidad desde hace décadas.

El monto a pagarse hasta finales de 2022 obedece a lo “debidamente auditado”, en palabras del ministro de Finanzas, Palo Arosemena. Corresponde a la devolución del IVA y de las prestaciones de salud del periodo 2013 al 2016.

En ese contexto, las deudas pendientes con clínicas particulares y empresas deberán esperar los resultados de las auditorías. ¿Cuándo las contratarán? Para cuando haya cifras reales, ¿habrá los recursos necesarios para cancelar?

Mientras, son constantes los reclamos, y con toda la razón del mundo. Hasta se advierte con suspender los servicios médicos a los pacientes derivados de los hospitales del IESS, entre ellos, a quienes sufren de enfermedades catastróficas.

Eso ya es una especie de “circulo vicioso”, cuando lo óptimo sería auditorías trimestrales o semestrales, igual la disponibilidad del dinero para cancelar de inmediato.

Y si eso es parte de la grave crisis del IESS en cuanto a salud, también lo es la deuda acumulada. Se la estima en más de USD 8.400 millones. Y sube mes a mes.

En consecuencia, su déficit actuarial proyectado para las próximas cuatro décadas es catastrófico. El del Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte, es otra bomba de tiempo, a lo mejor no asimilada en su real magnitud por el Gobierno, por las máximas instancias administrativas del IESS, peor por los afiliados.

Se debe insistir e insistir. Los problemas del Seguro Social son estructurales. Así el Estado pague toda la deuda –una quimera-, no los resuelve. Su quiebre financiero no estaría lejos.

Si todos los sectores involucrados no toman con responsabilidad la situación del IESS, cuyas distorsiones son insostenibles, su futuro es gris.