Otra mirada a la industria.

Andrés F. Ugalde Vázquez

Las sociedades del mundo, todas y en todos los tiempos, han vivido y se han desarrollado desde sus creencias y sus convicciones colectivas. Algunas de estas, como el sentido de identidad o la cohesión social, les permiten evolucionar.

Otras, en cambio, actúan como creencias limitantes que se aferran a viejos paradigmas y entorpecen el desarrollo. Y en nuestro caso, en el de Cuenca, una de esas creencias gira en torno a la industria y la manufactura. Y eso es peligroso.

Lo digo porque, desde hace varios años, un importante grupo de activistas políticos, cobijados bajo la bandera de un falso ambientalismo, han venido oponiéndose sistemáticamente al emplazamiento de las nuevas industrias que intentaban, sin mucho éxito, invertir en nuestro territorio.

Una suerte de cultura de satanización de la gran industria, que impide la construcción de política pública y provoca la desindustrialización del territorio, haciendo que la potente manufactura cuencana empiece a mirar hacia otros territorios que les ofrecen incontables beneficios y les esperan con los brazos abiertos.

Y claro, para los oportunistas de tarima que nunca faltan, de nada sirve decir que uno está a favor de la industria en el discurso, si no lo hace en la práctica.

Pues bien, todo eso ha cambiado. Y lo ha hecho de forma radical desde que, unas semanas atrás, Cuenca logró aprobar su nuevo Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT), una herramienta de última generación que ha delimitado más de 900 nuevas hectáreas para el crecimiento industrial dentro de lo más estrictos parámetros ambientales.

Una herramienta dónde se reconoce que la industria manufacturera es la esencia misma de la economía de Cuenca, su principal motor económico y uno de nuestros mayores atractivos como territorio.

Una actividad, además, que hace más de 20 años, ha dejado de estar reñida con el medio ambiente y el urbanismo, concepto anacrónico y limitante que ya es hora de superar. Hoy, por el contrario, la gestión ambiental, la gran industrial y el urbanismo sostenible, son conceptos complementarios.

Y si se hace correctamente, respetando todos los estándares que este nuevo plan contempla, se convertirá en una importante herramienta para el desarrollo. Ya era hora… (O)

@andresugaldev