A la una… A las dos; y a las…

Tito Astudillo Sarmiento

Y así, sin más, con el dedo en el gatillo, sin alcanzar a dar la largada vemos como: unos salieron corriendo como alma que se lleva el diablo, tan de prisa y apuro que no repararon en ver el camino, otros, para llegar sin esfuerzo ni mérito le metieron el pie al del lado, no faltó el comedido que simuló tender la mano para ayudar a levantar; así como tampoco el que se nos quedó dormido en la salida, quizá esperando por el beso de un príncipe encantador.

Si, a vísperas de la campaña ya todos, casi todos; o, en todo caso la gran mayoría desplegaron su campaña, unos no paran de hablar, otros no saben cómo hacerlo; y, unos más, mejor no se atreven a hacerlo, pero todos toditos, todititos se saben de memoria el guion: sonríe, saluda y promete.

En la precampaña unos corren para hacerse ver, hacerse notar, hacerse conocer, otros corren a esconderse para no hacerse ver, cuidar el voto y no arriesgar la posición; todos, no todos no, casi todos nomás; corren a esconder, borrar o quemar el árbol genealógico de la farándula política en la que terminan siendo ramas de un tronco que no debía retoñar.

Los candidatos corren y recorren barrios y parroquias, visitan amigos y gremios, comparten y departen, cantan, bailan y van tomando el del estribo; inundan las redes y nos muestran su mejor perfil, crecen en likes y seguidores, crecen y marcan tendencias, uno que otro seguro aplica para influencer como opción b después de los comicios.

A la una, a las dos, y a las…

Abraza, sonríe, promete; a la estrategia genérica le sumamos el “ingrediente secreto” publica encuestas donde vas ganando; pues la posición, depende de la fuente, como que se les olvidó que la encuesta es una herramienta de investigación que permite, entre otras cosas, escanear la realidad del entorno que pretenden representar…

No imagino la parodia que resultaría de un licuado entre house of cards, scandal y game of trones, pero la campaña pinta prometedora, imaginan el debate… (O)