Un ensayo prueba la eficacia de un fármaco que inhibe una proteína del cáncer

Un ensayo que busca adecuar nuevos tratamientos para pacientes con cáncer en función de la composición genética de sus tumores ha desvelado que un fármaco inhibidor de la proteína AKT tiene la capacidad de frenar la progresión de la enfermedad.

Este estudio, dirigido por la investigadora de la Universidad de Washington en Saint Louis (Estados Unidos) Carolyn McCourt, se presenta en el congreso mundial de dianas terapéuticas contra el cáncer que se celebra en Barcelona.

Esta cita, que tiene lugar hasta el viernes en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), está organizada por las principales asociaciones de investigación en cáncer en los dos lados del Atlántico: la Organización Europea para la Investigación y el Tratamiento del Cáncer (EORT, siglas en inglés), el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos (NCI) y la Asociación Americana de Investigación en Cáncer (AACR).

El fármaco en cuestión, ipatasertib, es un inhibidor de AKT, lo que significa que actúa bloqueando esta proteína, que es una arma de doble filo.

Por un lado, AKT ayuda a que las células sanas crezcan y se multipliquen, pero, por el otro, los cambios genéticos de algunos tumores provocan que esta proteína también puede permitir que las células cancerosas crezcan y se propaguen.

En este estudio, todos los pacientes padecían tumores con una alteración genética muy específica, llamada AKT1 E17K, que se estima que está presente hasta en el 4 % de los tumores de mama, en alrededor del 2 % de los tumores de endometrio y en una pequeña proporción de otros tumores sólidos.

La mayoría de los 32 pacientes tratados con ipatasertib en el estudio ya habían probado al menos otros tres tipos de tratamiento.

Durante el ensayo, los pacientes tomaron ipatasertib por vía oral una vez al día en ciclos de 28 días y continuaron mientras estuvieran lo suficientemente bien y el tratamiento siguiera funcionando.

En aproximadamente el 44 % de los pacientes, sus tumores no crecieron durante al menos seis meses del período de tiempo en que tomaron ipatasertib.

En el Simposio EORTC-NCI-AACR se ha presentado otro estudio que identifica alteraciones específicas de un gen, BRAF, que pueden afectar la respuesta al tratamiento y la supervivencia en los cánceres de cerebro.

En concreto, en el cáncer de glioma, cubre varios tipos de tumores que se originan en las células gliales del cerebro.

El glioblastoma es el tipo más común en adultos y niños: se presenta en 3,23 de cada 100.000 personas y solo el 7 % de los pacientes sobrevive cinco años después del diagnóstico.

El estudio de la doctora Karisa Schreck, profesora adjunta de Neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EEUU), ha analizado las diferentes alteraciones de BRAF para poder afinar tratamientos en el futuro.

La doctora Schreck y su equipo recopilaron datos de 300 pacientes con glioma, 206 de los cuales eran adultos, y hallaron que las alteraciones del BRAF en adultos y niños tienen características diferentes.

Tras comprobar estas diferencias, el equipo de la doctora Schreck espera que este estudio motive a los investigadores a incluir el glioma con estas mutaciones en los ensayos clínicos que evalúen nuevos fármacos inhibidores de BRAF. EFE