La historia de Ramón refleja el oficio de los lustrabotas

Cerca de 11 betuneros, entre ellos adultos mayores, trabajan por varias décadas en los portales del Parque Calderón.

Betuneros en Cuenca
Ramón Idrovo saco brilló a los zapatos de su cliente Nerio Guzmán. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Ramón Idrovo ha lustrado zapatos por más de medio siglo. A pesar de su seriedad, bromea al decir que el portal del turístico Parque Calderón, ubicado en la calle Benigno Malo, se ha convertido en su “oficina” por más de 26 años.

Aprendió el oficio de betunero por necesidad. Antes, hizo de todo un poco.

Laboró en Ingenio Azucarero Aztra. Ha trabajado también desherbando y piqueando en los campos y hasta cortando arroz. “Así es la vida del pobre. Nos ganarnos la vida sana y honradamente”.

Mientras se arremanga su camisa morada a cuadros y prepara el cepillo y la tinta negra para colocar con sumo cuidado en los mocasines de su fiel cliente Nerio Guzmán, indica que son miles y miles de pares de zapatos que ha lustrado en su vida.

Guzmán confiesa que siempre le gusta andar resplandeciente porque “una buena presencia es el reflejo del corazón”. Por eso destaca la labor de los lustrabotas.

“Ellos forman parte de la historia y las tradiciones de Cuenca. Tenemos que mantener estas bellas costumbres porque son parte de nuestro patrimonio inmaterial, pero lamentablemente muchas veces pasan desapercibidos”, expresa.

Siete betuneros trabajan en el portal del Parque Calderón, ubicado en la calle Benigno Malo. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Antes de empezar esta tarea, Don Ramón le entrega Diario El Mercurio a su fiel cliente “para que se ponga al día en las noticias”, y se coloca una ‘blue jean’ viejo y cortado para proteger su vestimenta.

El arte de brillar y sacar brillo

Ejecutivos, funcionarios públicos, personajes y políticos cuencanos, profesionales: abogados, doctores, licenciados, tales como el campeón olímpico Jefferson Pérez, y el exalcalde Marcelo Cabrera se han sentado en la silla de madera que él mismo construyó para la comodidad de sus clientes.

Este mismo asiento es fiel testigo de interesantes tertulias que ha protagonizado con diferentes actores. “Me gusta siempre escuchar a la gente y compartir el mensaje de Dios porque así lo mandan las Escrituras”, expresa.

Dice que su fe le ha servido para salir bien librado de situaciones complicadas como cuando quedaba atrapado en medio de bombas lacrimógenas que eran lanzadas para contrarrestar las manifestaciones en el Centro Histórico. Siempre se mantuvo al “pie del cañón”, por más lágrimas que los gases le provocaban.

Entre otras experiencias positivas destaca que los turistas siempre le solicitan fotografías. “Es muy bonito que nos tomen en cuenta”, recalca.

A sus 72 años demuestra que aún tiene fuerzas.

Con unos “trapitos mágicos” saca brillo después de colocar bacerola, a tal punto que su rostro se refleja en el calzado.

La «caja mágica» de un betunero contiene básicamente trapos, cepillos, tintas y bacerola. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Eso de convertir el zapato en espejo es una “costumbre que poco a poco se va perdiendo”, pues asegura que muchas personas no se preocupan por mantener su calzado limpio y otras usan solo zapatos deportivos.

El multifacético, nacido en Biblián, cuenta que su trabajo inicia a las 08:00. Cuando cae la noche empuja su plataforma hasta un cuarto que alquila en la calle General Torres, que cuenta con compartimentos secretos para guardar sus herramientas de trabajo, pues vive en San Pedro. Paga un dólar diario.

Don Ramón, quien vive solo, comparte que en sus inicios pertenecía al Sindicato de Betuneros, pero optó por salir porque tenía que pagar 80.000 sucres mensuales.

En la actualidad el Municipio les facilitó estos espacios para que puedan trabajar. “En nuestros puestos fijos les brindamos seguridad y precios justos, ya que algunos betuneros ambulantes cobran exageradamente”.

Así termina un día de Don Ramón, quien asegura que siempre hará lo posible por hacer “brillar” a la gente. (I)

APOYOS

ALGUNAS CIFRAS

1

dólar cobra Ramón Idrovo por lustrar los zapatos.

7

lustrabotas trabajan en el portal del Parque Calderón, ubicado en la calle Benigno Malo.

10

a 12 pares de zapatos promedio lustra Ramón Idrovo a diario.

LA FRASE

“Invito a los ciudadanos que pasen por mi puestito para lustrar sus zapatos. De paso, conversamos sobre muchos temas. No se arrepentirán”.

Ramón Idrovo, betunero