Una dosis de creatividad

Cecilia Ugalde Sánchez

El ser humano ha desarrollado la creatividad a lo largo del tiempo. Es probable que su supervivencia se deba en gran parte a esta creatividad, la que le ha permitido superar obstáculos y adaptarse de mejor manera al entorno.  

En la antigua Grecia Platón inició estudios en torno a las ideas, término que pierde su contenido ontológico con Descartes en el siglo XVII, para significar cualquier contenido mental o del pensamiento. En tiempos más recientes, una idea, como menciona Elsa Punset, es más bien concebida como la capacidad de encontrar soluciones inteligentes y útiles a nuestros problemas.

Para el especialista holandés en ciencias cognitivas, Jay Brand, la creatividad rara vez envuelve ideas absolutamente nuevas u originales, más bien, el trabajo creativo integra conceptos e información existente en nuevos enunciados con un mínimo de novedad, es decir, creamos sobre ideas existentes, las simplificamos, combinamos, reinventamos la realidad.

En su libro El pensamiento creativo (1994), Edward De Bono se refiere al poder del pensamiento lateral para la creación de nuevas ideas. Ese pensamiento lateral que nos permite salir del pensamiento vertical o lógico, para más bien explorar diferentes percepciones, conceptos o puntos de vista, y en lugar de interesarnos por lo que es, explorar lo que podría ser, para desarrollar conceptos creativos que pueden satisfacer las necesidades de manera diferente, es decir, salir de los moldes a los que nos hemos habituado, avanzar en otras direcciones, encontrar nuevos caminos.

Tal vez es momento de subir la dosis de creatividad en nuestra vida y explorar ese pensamiento lateral que, si bien nos saca de la zona de confort, tiene el potencial de hacer de nuestra vida una aventura mucho más enriquecedora. (O)