Justicias diferentes

Mario Jaramillo Paredes

Otro ecuatoriano acusado de corrupción acaba de ser detenido por la justicia de los Estados Unidos. La Justicia norteamericana, en cinco meses, acaba de dictarle orden de prisión y deberá pagar una millonaria suma por lavado de activos.

En el Ecuador la denuncia contra él fue presentada hace cinco años. Hasta ahora el proceso sigue en “investigación”. Obviamente no hay orden de prisión en su contra y ni hablar de devolución de los millones de dólares robados al país.

Sin tener títulos ni experiencia, ese delincuente dirigió durante casi diez años del correísmo, nada menos que el área de comercio exterior de Petroecuador, prevalido de la protección de Pedro Delgado (el primo de Correa que falsificó el título) y del vicepresidente Glas.

Vendió petróleo a China por un valor de dos mil ochocientos millones de dólares y cobró como comisión por sus servicios: dieciocho millones de dólares.

En el caso Las Torres, dos de los implicados aceptaron ante la justicia norteamericana haber recibido tres millones y medio de dólares como coima por sus “gestiones” para otorgar contratos. Hoy están presos allá y devolviendo el dinero.

Carlos Pólit, el Contralor al que el Consejo de Participación Ciudadana calificó con cien puntos sobre cien, fue también detenido por la justicia norteamericana y para salir en libertad condicional pagó-inmediatamente- una fianza de catorce millones de dólares. El Ecuador- en cambio- no lo volverá a ver jamás y ni hablar de que devuelva los millones de dólares que recibió a cambio de desvanecer glosas a empresas también corruptas.

En los últimos catorce años, del correísmo y el morenismo, se calcula que la corrupción se llevó setenta mil millones de dólares. No se ha recuperado casi nada y no hay más de cuatro o cinco presos que, además, ya están pidiendo su libertad.

Es difícil evitar las comparaciones entre los sistemas de justicia de los dos países. El uno eficiente, sin miramientos y aplicando la Ley. El otro- el nuestro- lento, farragoso y nulo para sancionar a los grandes pillos. Cada día más ecuatorianos se preguntan: ¿hasta cuándo soportaremos un sistema de justicia así? Y, para decir la verdad, da envidia de cómo allá los delincuentes purgan sus penas y devuelven el dinero. (O)