Los hot dogs de «Don Maño» una tradición que se hereda

Los hot dogs de Don Maño es un negocio de hot dogs que inició en 1974. Hasta hoy, los secretos de la receta se han heredado a hijos y nietos.

Mayra Herrera, administradora de “Las Piezas del Maño”, acompañada de Ángel Polibio Tapia “Don Maño”.

Cuenca.- El nombre de ‘Don Maño’ es Ángel Polibio Tapia, quien actualmente tiene 86 años. Sus allegados relatan que, por problemas de salud, él ya no acude a la venta de los conocidos perros calientes.

Don Maño no empezó vendiendo los hot dogs. En 1973 ofrecía únicamente los jugos de coco en una carreta que tenían un motor y por una llave salía el jugo de coco. Con el pasar de los meses, los clientes le pidieron que venda los perros calientes y así arrancó su negocio que hasta hoy es muy reconocido.

Antes se vendía solo la “pieza pequeña” y con el tiempo apareció la “pieza grande”, en aquellos años, cuando Don Maño inició el negocio, se consideraba que solo la gente que tenía dinero lograba comprar los perros calientes. Hoy es una delicia al alcance de todos.

Ahora, la tradición es llevada por sus descendientes.

Don Maño tuvo la paciencia y dedicación para compartir sus conocimientos culinarios. No se guardó nada.

Estos hot dogs son apetecidos por niños, jóvenes y adultos. Varios de los clientes guardan anécdotas debido a que el puesto de ‘Don Maño’ siempre estuvo ubicado en las afueras de la Universidad Politécnica Salesiana, en Cuenca.

Milton Espinoza Tapia, de 33 años, nieto de Don Maño, comenta que la familia trata de mantener la tradición con un espacio más cómodo y renovado. La sucursal que Milton Espinoza administra, que inició sus actividades hace un año y tres meses, es conocida como ‘Las Piezas del Maño’ y está ubicada en la avenida Juan Iñiguez, entre la avenida 10 de Agosto y Alfonso Moreno Mora. El horario de atención es de lunes a viernes de 10:00 a 13:30 y 14:30 a 20:00.

Se trata de la misma receta con igual sabor. Milton es descendiente de la primera hija de Don Maño.

Cuenta que la sazón ha sido transmitida a las nuevas generaciones, hasta con los mismos apodos de los hot dogs como la ‘pieza chica’ y la ‘pieza grande’, junto con todos los ‘venenos’ que pasan a ser la salsa de tomate, mayonesa, mostaza y el ‘mata bichos’ que es el ají. Adicionalmente, el jugo de coco que es conocido como la ‘agüita de estuco’.

Otras delicias

También existe el remojado, que consiste en el hot dog sin la salchicha, pero conserva el resto de ingredientes. Todo depende del gusto de los clientes.

La pieza chica que incluye el agüita de estuco tiene un costo de $1.25.

Y la pieza grande con agüita de estuco está en $1,75

La magia de la receta es la sazón con varios condimentos, al que Don Maño siempre se ha referido como el “caldo de gallina”, allí se cocina la salchicha, la cebolla y el tomate.

Milton Espinoza Tapia, nieto de Don Maño, recuerda que un cliente alguna vez le dijo que el nuevo local está armado como para traer a la novia, porque si la lleva a comer en una carreta no quería; pero otro cliente refutó diciendo que no, primero a la chica le debe llevar al kiosco de Don Maño, si comió allá merece traerla al nuevo local que cuenta con cómodas mesas y sillas.

El kiosco de Don Maño se mantiene en las afueras de la Universidad Politécnica Salesiana, pero por motivos de salud ya no lo atiende él.

La tradicional frase que se manejaba en el kiosco de Don Maño para la venta de los hot dogs era: “Venga por su veneno y vaya a morir lejos”.