Bukelasso

Aurelio Maldonado Aguilar

El Ecuador no podía rezagarse de repúblicas Latinoamericanas hermanas que van sufriendo en seguidilla la ignominia y violencia del narcoterrorismo. Una a una, desde los tupamaros a las maras centroamericanas, con hincapié en Colombia de Escobar y Méjico del Chapo, sufrieron los horrores de cobardes atentados y sicariatos perfectamente estudiados, pagados y fomentados por cabecillas que, gracias a la droga y sus inmensas ganancias, poseen ingentes riquezas, a quienes duele que obstaculicen su bien trazado plan internacional de fabricación y expendio de estupefacientes.

Ecuador irrumpe en estos actos de terror con pie derecho y todo al intentar desarticular acciones de mafiosos intocables encarcelados protegidos por falsos derechos humanos. Al Capone, Escobar, el Chapo, se entregaron a las autoridades y desde sus cárceles cinco estrellas, dominaban sus respectivos territorios y negocios del bajo mundo con mano de muerte y sin el más mínimo remordimiento de terminar con vidas inocentes.

La imagen de minusvalía física de Lasso y su permanente discurso demagógico con soluciones parche, allanaban el camino para que florezcan ratas mafiosas, que, gracias a los años del correísmo y su frontal alineamiento y sociedad con toda la industria de la droga, permitieron el crecimiento de este cáncer monstruoso. Permisividad de tablas de las drogas y su libre consumo; gigantesco gasto para comprar radares chinos que se dañaron a la semana; construcción de aeropuertos como el de Santa Rosa conveniente para vuelos escondidos y sin control de embarque de droga; puertos marítimos controlados; incautación de haciendas estratégicas para vuelos fantasmas; refinería atroz atraco ideal para pistas clandestinas; incorporar mafiosos de cárteles al gobierno, asamblea y declarar que no son delincuentes fotografiándose como íntimos amigos; entes de control cómplices y socios; calculada eliminación de la base de Manta con el estribillo de nacionalidad; comprar helicópteros chimbos para supuestos controles; nauseabundo maridaje con las FARC a las que protegían dentro del territorio patrio (Angostura) y con regímenes socialistas como Cuba, Venezuela, Nicaragua liderados por sátrapas; descomposición estudiada de milicia y especialmente policía. Esto y mucho más lo planificó maliciosamente el convicto Correa y sus áulicos defensores hoy de derechos humanos, sinvergüenzas a los que deberían poner a cuidar y dar café a los reos y así cumplan con cuidar los derechos humanos de los presos. Es el momento Sr presidente de que se convierta en un Bukelasso. Es hoy o nunca. El pueblo sano y trabajador lo pide. (O)