Las razones de fondo…

Mario Jaramillo Paredes

Hasta ahora hay cuando menos tres intentos fallidos de botar al gobierno. Unos frontales. Otros valiéndose de pretextos como la movilización indígena. O -en estos días- la violencia generada por el narcotráfico que obra al servicio de los políticos a los que financió y sigue financiando.

El último intento se dio a fines de octubre cuando un desconocido grupo detrás del cual está el correísmo, utilizó el derecho constitucional de revocar el mandato de autoridades de elección popular por incumplimiento de obligaciones. Solicitaron al Consejo Electoral los formularios para recoger las firmas que lleven a esa revocatoria

Éste es el último intento hasta ahora pero no el único y sus resultados están pendientes.

Hay quienes sostienen que el levantamiento indígena tuvo como finalidad dar un golpe mortal a la economía del país y con ese pretexto y usando la violencia, terminar con el gobierno. No lograron sus fines, pero el golpe económico sigue pesando en el país que recién empezaba a recuperarse de la pandemia.

Otro intento fallido fue el del mes de junio, cuando la Asamblea intentó destituir a Lasso. Se salvó porque hubo ochenta votos, cuando se requería de noventa y domingo s. Cuarenta y ocho legisladores votaron en contra y nueve se abstuvieron. La actuación más vergonzosa estuvo a cargo del Presidente Saquicela quien el día anterior se reunió con Lasso para buscar un diálogo y a las veinte y cuatro horas votó por la destitución.  Constitucionalmente no pueden volver a usar ese sistema y por ello correístas y sus antiguos enemigos de la CONAIE- a quienes antes persiguieron y denigraron- deben buscar otros caminos.

Y, ese camino- hoy- pasa por provocar e incentivar la ola de violencia que azota al país. Esa ola sanguinaria no es solamente el resultado de las pugnas y ajustes de cuentas entre capos de la droga. Esa es una cara. Pero hay otra: la inocultable presencia de aquellos políticos que fueron y son financiados por el narcotráfico a cuyos jefes permitieron- cuando eran gobierno- obrar libremente a cambio de que no generen violencia en las calles.

Por eso el argumento hoy para tratar de acabar con el gobierno es que no puede controlar la violencia y por lo tanto debe irse. (O)