Organigrama siniestro

Gerardo Maldonado Zeas

Suspendieron a Fernando Villavicencio como asambleísta por 31 días. La ”jorguita” de mayoría impresentable del CAL, con argumentos infantiles y sin darle el derecho a la defensa al recriminado, demostraron una vez más, importarles un bledo las denuncias por corrupción, y un medio rábano la dignificación del país.

Y ocurrió justo un día después de la concurrencia de Pareja Yanuzelli, quien cantó de manera oficial -pero todavía a medias- lo ya conocido en las esferas públicas, dando respuestas también, a las dudas razonables de esta sociedad hastiada por la impunidad. Una sarta de fugados y presos, fueron descritos por Pareja en un organigrama siniestro, objetando la tan cacareada “persecución política”, convertida más bien en la muletilla científica de la más alta delincuencia organizada de la historia del Ecuador. Según el denunciante, el perjuicio para el Estado en la preventa e intermediación petrolera llegaría al menos a 5.000 mil millones de dólares.

Los impresentables ex contralores Pólit y Celi; los repudiables ex fiscales Chiriboga y Baca Mancheno; la malandrinada de las ex comisiones de fiscalización de la Asamblea de ese tiempo, con dos sumisas al servicio del correato como Silvia Salgado y María José Carrión, famosas por su capacidad de archivar documentos, hicieron mutis ante las denuncias y reparos de la sociedad civil, incluida la prensa de investigación. Así quedó claro: Correa y Glas tenían el dominio total de las funciones del Estado. El aparataje de los abogados internacionales defensores del prófugo, en el cual se suman el carísimo estudio jurídico de Christophe Marchand en Bélgica, el mediático español Baltazar Garzón, y ahora el teórico penalista argentino Eugenio Raúl Zaffaroni, famoso por sus largas y cansadas alocuciones sobre la Teoría del Delito, deben estar con pánico ante las pruebas documentales presentadas por “Capaya”, sobre las cuales, a esta hora, tarde muy tarde quizás la fiscal Diana Salazar ha decidido intervenir.

Villavicencio con unos pocos asambleístas, la mayoría miembros del ala decente de la Comisión de Fiscalización, han dado muestras de trabajo y seriedad, en contraposición al grupo de Roberto Cuero y sus atolondradas seguidoras, quienes hacen todo para no fiscalizar, argumentando absurdos, como el de “Ay Pame” al cuestionar a Pareja llamándole “sentenciado”, como si esta condición le impediría hablar con la verdad. Silencio cómplice con el cual pretenden contentar a los jefecitos, para seguir alargando el destape total de una cloaca insoportable.  (O)