Vang Gogh

Catalina Sojos

Mi amigo lector ¡tiene que ir a admirar la exposición de Vincent van Gogh en el parque de la madre de aquí de Cuenca! para que se anime le doy los detalles, la función es cada media hora y usted se va a quedar abismado. El precio es mínimo y el milagro es máximo; he aquí la forma de educar al ciudadano común, en donde el arte se hace carne y habita entre nosotros, así de simple. Con la música de Handel, Prokofiev, Delibes, Mozart, Satie, Saint Saens, Bach más el tamaño descomunal de los retratos y pinturas del genio neerlandés, uno siente ser examinado por su espíritu. El viento que agita los árboles, las estrellas que caen sobre nosotros ¡los girasoles que nos atrapan! los habitantes de sus cuadros, su locura, la miseria de los comedores de papas, el cuarto amarillo, en fin, la magia se apodera de cada uno de los espectadores y nos convierte en trazos de su pintura, sombras animadas y abismadas que contemplan la poesía. Media hora que dura un instante de gloria en la que nos sentimos parte del prodigio. ¡Vaya amigo lector! la exposición está en sus últimos días. Un viaje sensorial único en el mundo, y si a eso sumamos que estos espectáculos no vienen con facilidad a este lugar no tenemos donde perdernos. Felicitaciones a los organizadores. (O)