El 42 % de las mujeres en movilidad humana ha sufrido algún tipo de violencia sexual durante su desplazamiento, revela encuesta

Desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre se conmemora, desde 1991, los 16 días de activismo contra la violencia de género. Este día tiene el objetivo de hacer un llamado a la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y para generar herramientas que permitan, tanto a los gobiernos como a la sociedad civil y comunidades, llegar a compromisos claros y específicos para evitar vulneraciones sistemáticas a los derechos de las mujeres en todas sus diversidades. Solamente por el hecho de ser mujeres, ellas afrontan un sinnúmero de vulneraciones a sus derechos, que se ven incrementadas cuando son refugiadas, solicitantes de asilo y/o protección internacional o se han desplazado forzosamente.

Ecuador acoge a uno de los más altos números de personas refugiadas en Latinoamérica y es el hogar de más de 500.000 personas venezolanas, según datos del Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes (GTRM). De ese número, el 30,4% corresponde a mujeres y el 20,7% a niñas, es decir, más del 51% del total de esta población son mujeres.

En el caso de las mujeres en movilidad humana, un estudio de Naciones Unidas de 2020 detalla que, de las 295 víctimas de trata de personas en el país, el 91,2% fueron mujeres y, de ellas, el 84% se dio con fines de explotación sexual. En otro estudio del GTRM se afirma que las mujeres colombianas y venezolanas que viven en Ecuador reportaron haber sido objeto de acoso sexual (34%), manoseo contra su voluntad (21%), intento de ataque sexual (25%), sexo forzado (15%), violación por la fuerza o arma (18%) y sexo forzado por dinero (5%).

Estas cifras exponen las diferentes vulneraciones que sufren las mujeres obligadas a desplazarse forzosamente, a veces solas, a veces junto a sus hijos y familia. A propósito de los 16 días de activismo y de cara a la presentación de un informe específico sobre esta temática elaborado por ACNUR y HIAS, se busca presentar algunos hallazgos importantes sobre el tema para incidir en la política pública y sociedad civil para trabajar en conjunto por el bienestar de las mujeres en todas sus diversidades.

Algunos de los factores de riesgo

  • El desplazamiento forzado es uno de los principales factores de riesgo para las mujeres. 1 de cada 5 mujeres refugiadas en el mundo experimenta algún tipo de abuso sexual o físico, ya sea en su país de origen, durante el desplazamiento forzado o en el país de asilo. Además, durante el proceso de movilidad humana, 1 de cada 4 mujeres afirmó haber sufrido algún tipo de agresión.
  • La xenofobia, la falta de oportunidades económicas, falta de información sobre los servicios disponibles, el consumo de alcohol por parte de sus agresores y la falta de redes de apoyo aparecen como los principales hallazgos de la investigación llevada a cabo por ACNUR y HIAS, como parte del informe que estará disponible en el mes de diciembre.
  • La falta de documentos es otro factor de riesgo. Las mujeres en desplazamiento forzado, muchas veces, enfrentan actitudes negativas del personal de servicio, lo que limita su acceso a la atención en especialidades como salud sexual y reproductiva. También existe temor a solicitar servicios públicos por miedo a que su condición de permanencia en el Ecuador sea afectada. Estas vulneraciones son aún más graves cuando se habla de mujeres transgénero o de mujeres que ejercen el trabajo sexual.
  • Algunos testimonios recogidos señalan que la necesidad urgente de algunas mujeres en movilidad humana por conseguir recursos para sobrevivir es aprovechada por algunos empleadores para vulnerar sus derechos. Un sueldo menor al pactado o la falta de reconocimiento de los beneficios de ley son algunos de los hallazgos, que también se dan en las mujeres ecuatorianas en vulnerabilidad. Otros riesgos identificados son las diferencias culturales o de idioma y la discriminación hacia las mujeres trans.

Principales hallazgos: tipos de violencia a los que están expuestas

  • La violencia sexual, el sexo como mecanismo de supervivencia, acoso sexual, trata con fines de explotación sexual, violencia psicológica y económica y la violencia institucional son los principales tipos de violencia hallados como parte de la investigación.  Las mujeres, tanto en movilidad humana como en las comunidades de acogida, enfrentan este tipo de violencias de su familia -mayoritariamente de sus parejas-, pero también de otros actores de la sociedad como empleadores, servidores públicos, trabajadores de los sistemas de salud, operados de justicia, entre otros.
  • El 42% de las mujeres encuestadas considera que el principal riesgo de violencia basada en género que enfrentan durante el tránsito por los países es la violencia sexual. Las personas LGBTQI+, especialmente quienes están en tránsito, se han convertido en un grupo más vulnerable a este tipo de violencia, considerando que se le suman aspectos como la discriminación por su nacionalidad, identidad de género y orientación sexual, que incluso las hace blanco de prácticas de odio.
  • Sexo como mecanismo de supervivencia: el imaginario que ha hipersexualizado a las mujeres colombianas y venezolanas contribuye a que, en el marco del desplazamiento de los últimos años, los hombres eroticen y consideren a las mujeres en movilidad humana como un objeto sexual. 
  • Violencia institucional: la discriminación y xenofobia es un eje transversal a la violencia institucional. Mujeres aseguran que han sufrido diferenciación en el trato, el tiempo de espera, la calidad del servicio, la entrega de medicinas y la solicitud de documentos que no son necesarios para ofrecer atención. En este contexto, las mujeres en movilidad humana comparten los mismos nudos críticos en la atención y protección frente a la violencia que las mujeres ecuatorianas.

Mejoramiento de la respuesta a la violencia de género

  • Fortalecer las organizaciones, redes y grupos de apoyo de mujeres venezolanas y ecuatorianas sobrevivientes de violencia, fortalecer  servicios de atención integral y especializada de la violencia, reforzar los programas de formación a personal que forman parte de servicios públicos especializados para sobrevivientes de violencia basada en género y acompañamiento a sobrevivientes en movilidad humana y realizar campañas permanentes de prevención de la violencia y conocimiento de derechos son algunas de las formas en la que se puede mejorar la respuesta.
  • La identificación temprana de las vulnerabilidades que expondrían a las mujeres a prácticas relacionadas a la venta o intercambio de sexo por supervivencia, por ejemplo, es una de las recomendaciones del estudio. Esto, sumado a tener indicadores que den cuenta de los factores de vulnerabilidad emocional, afectiva, económica, jurídica y social, ayudarían a mitigar los riesgos que enfrentan las mujeres en movilidad humana y de la comunidad de acogida.

  • Impulsar campañas de comunicación y diversificar sus canales de difusión es otra de las conclusiones del estudio. Mensajes en contra de la xenofobia en espacios públicos, laborales y educativos son clave para alcanzar comunidades más solidarias e incluyentes, que se conviertan en una red de apoyo. Esta información debería estar disponible en plazas, parques, transporte público, terminales de transporte, vías y plazas.