Cae telón del Festival de Artes Vivas de Loja

El Teatro Bolívar de Loja se llenó de la fuerza y la belleza de la ópera junto a Las Soprano de Anatolia.

La séptima edición del Festival Internacional de las Artes Vivas de Loja (FIAVL 2022), la mayor muestra cultural de Ecuador, dejó caer este domingo 27 de noviembre de 2022, su telón con el ballet Pulcinella, una obra que resume la esencia del encuentro: un crisol entre lo viejo y lo nuevo de la cultura universal.

Esta obra, cuya música fue escrita por el famoso director ruso Ígor Stravinsky, recupera la memoria del pasado y la proyecta hacia las nuevas manifestaciones del arte, ligadas a los conceptos, a la tecnología y al ser humano.

Y esa es la esencia del festival: convertirse en un crisol para la forja de las artes vivas que combinan las manifestaciones tradicionales con el arte visual, el baile moderno, las tecnologías informáticas y otras expresiones culturales de la modernidad.

Por eso, el Festival de las Artes Vivas de Loja «es fascinante», porque gestiona grandes espectáculos para cubrir las necesidades artísticas de un pueblo como el de Loja, que reclama un espacio en la escena cultural de Suramérica.

Así opinó el español Íñigo Pirfano, director de la Orquesta Sinfónica de Loja, que interpretará Pulcinella como corolario de un festival que ha mostrado durante diez días lo mejor del arte vivo de varios países de América, Europa y Asia.

Por ello, el FIAVL «trasciende las fronteras de Loja, las fronteras del país» con una marcada «presencia internacional» que muestra la vocación artística de una población como la lojana, históricamente vinculada al arte, agregó Pirfano.

Para él, el Festival de Loja ha adquirido una trascendencia importante en la región y es por ello que a veces parece evocar al famoso Festival de Salzburgo.

Más de 40 obras

Más de 40 obras en cerca de dos semanas han sido presentadas en distintos escenarios de Loja, cuya población vive con intensidad de su festival, que coincide con la celebración de la independencia colonial de la ciudad.

Una decena de países, con Estados Unidos como invitado especial, han expuesto producciones de alto nivel artístico en el FIAVL, que ha congregado a producciones de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, República Dominicana, Uruguay, España, Alemania, Francia, España, Turquía y China.

Y pese a que esta séptima edición del Festival de Loja ha contado con un presupuesto reducido, ha sido el talento, la pasión y la creatividad las que han llenado los espacios vacíos que pudieron surgir, aseguró a EFE Pirfano.

Por ello, no dudó en afirmar que seguramente el Festival «el año que viene todavía irá a más» con los espectáculos de primer nivel que ha presentado en las diferentes ediciones.

Arte por donde mires

Según Pirfano, el Festival de Loja es único, además, por la participación de la población de esta ciudad del sur de los Andes de Ecuador, que se ha apropiado hasta de las calles para mantener esa relación estrecha con el arte.

Por eso se puede ver a una ballena de luces led, como la de Moby Dick, cruzar la ciudad por el río Malacatos, que también se ha vestido para la fiesta.

Su monte Villonaco, coronado por unas enormes turbinas eléctricas, también emulan a los gigantes molinos de viento que parecen seguir desafiando al Quijote.

Sus calles fueron tomadas por los habitantes, como si fuera un enorme lienzo para impregnar el arte con tizas y carbones.

El teatro callejero, el desfile inagotable de «cosplayers» (imitadores con disfraces), músicos y titiriteros y un ejército de comerciantes también ocuparon por diez días las principales calles del centro de Loja.

Por eso su gente afirma que en esta época surge la magia del arte, esa poderosa fórmula que revoluciona la conciencia social y exprime sentimientos humanos como el amor y la dignidad. EFE