La obra maestra

Mario Jaramillo Paredes

El Consejo de Participación Ciudadana es la obra maestra del correísmo. Fue creado para hacer creer que las altas autoridades de control eran elegidas por sus méritos y no por su fidelidad al gobierno. Así “eligieron” Contralor, Fiscal, Superintendentes, obviamente todos afectos al gobierno. Hoy, unos están fugados y otros presos por corrupción. Con esas “autoridades” la corrupción tuvo vía libre.

Sus funciones principales se supone que eran y son, incentivar la participación de la gente, controlar que no exista corrupción y nombrar Contralor, Fiscal General y los superintendentes, además de Consejo Electoral, Tribunal Contencioso Electoral y Consejo de la Judicatura “luego de agotar los procesos de selección correspondientes “

Siete personas ejercían -y siguen haciéndolo- un poder desmesurado y han respondido en buena parte de los casos no a la ciudadanía sino al gobierno o a los partidos políticos que les auspiciaron.

Un Contralor hoy fugado y un sub Contralor preso por corrupción, un Fiscal General que no escuchó ni vio nada, un superintendente de Compañías nombrado por haber sido profesor del Presidente Correa y que llamaba a sus empleadas con nombres como “la tetona” o “la culona “y que exigía a todos los funcionaros un diez por ciento mensual de su sueldo, fueron- según el Consejo de Participación- los mejores ecuatorianos. ¿Puede alguien creer todavía que sus designaciones fueron limpias y por méritos?

Fue la obra maestra del correísmo y hay que reconocer que quien tuvo la idea fue realmente ingenioso y maquiavélico como para nombrar las más altas autoridades de control sin que parezca que lo hacían y que quienes nombraban eran ciudadanos que hacían concursos limpios para elegir a los mejores ecuatorianos.

Hoy las pugnas renacen para disputar el nombramiento sobre todo de Contralor, autoridad fundamental para perdonar a los procesados por corrupción. Socialcristianos, correístas y emepedistas, crearon una alianza que está funcionado como aplanadora.

Por todo ese pasado ignominioso, en la próxima Consulta Popular hay que votar para limitar al mínimo las funciones del CPCCS, hasta que se pueda hacer desaparecer este engendro. (O)