Rebeldía

Aurelio Maldonado Aguilar

El mundial de futbol es la estrella del momento y atención generalizada de todos y por ende, con la consiguiente disminución de producción en todas las actividades económicas y sociales excepto bares y cafés, pero no así con los facinerosos políticos que, mirando con el rabillo del ojo el ‘’jogo” bonito del Brasil y de otras selecciones, aprovechan del momento futbolero para pescar a rio revuelto. Lo que viene sucediendo con el consejo de participación ciudadana y control social, encargada de designar autoridades de control, nefasto invento del correísmo para acaparar todo el control y levantarse como una autocracia democrática que les regaló inmunidad y así poder robar a manos llenas y de la manera más descarada, despierta un rescoldo rebelde que está prendiendo y ojalá bien organizado, tire a la basura estas entidades que no sirvieron para nada más que para el latrocinio encubierto y descarado de sus mafiosos líderes. Una reunión de viejos amigos me demostró en las conversaciones su sentimiento rebelde que tendría que ser liderado y dirigido por uno o algunos líderes limpios, sanos e inteligentes que, si existen, pues corremos el riesgo de que la banda regrese, pues el segundo al mando, Glass, va consiguiendo su libertad y borrando delitos hábilmente. Los prófugos tan bien identificados como culpables, no ven la hora del regreso y seguir como ratas en el queso y tomarse nuevamente el poder. Tienen, con seguridad, pasajes comprados y listos si logran ganar los comicios seccionales, clave para su impunidad; vendrán descarados y risueños. La indiferencia no es buena y el dejar hacer por comodidad o por irresponsabilidad propia no es la forma de actuar, constituyéndose en un delito por omisión o complicidad al estar y bien enterados de las grandes raterías. Formemos una falange que luche por nuestro país y suerte, pues nuestra molicie y no intervención, es en buena parte la causante de que los ladrones continúen al acecho.

Desalentados por las infames experiencias anteriores de haber electo a los que creímos redentores y resultaron ciertamente, el peor cáncer para la salud del país, viene siendo necesario organizarnos bajo una figura que aglutine y empecemos la lucha contra la peste verde. Borremos del mapa a estos ladrones y que vengan a la cárcel a purgar sus penas y paguen lo robado. Luchemos de la quiebra y la inopia en la que nos dejaron y vivimos. (O)