Es el período posterior a la pandemia COVID 19 y no había acabado el mensaje presidencial Don Guillermo Lasso, que se escuchó un coro de cláxones o bocinas que rompían tímpanos de peatones y residentes de casi todo lugar, no importa que no existan vías como es el caso del Azuay, o están en tan malo estado que circulan forzadamente y se ofertan servicios de grúas para los frecuentes daños mecánicos que se ocasionan por las primitivas vías australes, con A de Azuay, de Acuador, pues como saben esto no es Ecuador. Aunque en el control vehicular nos chequean todo, pero todito y ay de aquel que tenga alguna falta venial, resulta pecado mortal y a reparar para que pase el examen, aunque sea fruto de deterioro por los chaquiñanes y ausencia vial.
Cito de CAOS VEHÍCULAR, por cuanto somos campeones a nivel nacional por introducir a la circulación más de 10.000 nuevos vehículos por año, aunque no se incrementen vías, sino más bien existe reducción de superficie, especialmente en la ciudad, como sucede en la famosa esquina de la Gran Colombia, Unidad Nacional, 3 de noviembre y Eduardo Crespo M., en donde la ciencia, la experiencia y el genio municipal de movilidad, dispuso y con orden impostergable y emergente por cuanto así lo exigen las reglas de campaña electoral según el CNE. Ensancharon el parterre central de la Unidad Nacional rompiendo raíces del Faique con moto sierras, crearon un parqueadero para tres vehículos, armaron un gigante paso para 5 bicicletas por día, y obviamente hubo la reducción de la calle con la siguiente generación de un cuello de botella. Luego iniciaron la construcción de un bloqueo en la esquina donde la bajada de la calle Eduardo Crespo accede a la Gran Colombia, con lo cual se dificulta absolutamente voltear a la derecha (Ave Gran Colombia), de un gran número de autos que vienen desde la Ave de las Américas, La mar y Miguel Morocho, más calles secundarias, es decir se armó un bloqueo de festival que incluye peleas, insultos, bocinas, trompones y colisiones. (O)
