“Sí se puede…”

Francisco Chérrez Tamayo

Es una frase muy utilizada en el fútbol, pero no le pertenece a Ecuador ni a México, nace como lema, producto de un reclamo de la Unión de granjeros de los Estados Unidos, allá por 1972.  En nuestro país este slogan se vuelve muy popular y motivacional en el año 2002, cuando el Ecuador alcanza su primera clasificación al campeonato mundial de Corea/ Japón, bajo la conducción del “Bolillo” Gómez. Los mexicanos la hacen suya en agosto del 2012, cuando su selección de fútbol estaba a pocos minutos de llevarse la medalla de oro en los juegos olímpicos de Londres; desde allí queda muy acuñada en el argot futbolístico de los aztecas. Hoy en Catar se baja el telón de la vigésima segunda edición de la copa mundial de fútbol, sin saber al momento si Francia o Argentina alcanzaran el afamado y codiciado título mundial. Pase lo que pase, debemos destacar la brillante actuación de este puñado de jóvenes futbolistas ecuatorianos, que con sacrificio y pundonor dejaron muy en alto el nombre de nuestro país, siendo dueños de un futuro muy promisorio; seguro que merecieron una mejor suerte, estamos orgullosos de ellos y del técnico, porque con humildad y valentía, dejaron el sudor, el corazón y las lágrimas en la cancha. No hay duda que el fútbol es el rey de los deportes, porque en pocos minutos nos transporta de la pasión, euforia y alegría, a la tristeza y la melancolía. A través de él sí se puede unir un país, dejando de lado el regionalismo y los sentimientos mal sanos, para unirnos con patriotismo en un solo abrazo, bajo los colores de una misma camiseta, con la ilusión de hacer historia fuera de los linderos patrios. Gracias al fútbol nos olvidamos, aunque momentáneamente de la violencia y la delincuencia que nos arrasa; de los políticos corruptos y de jueces venales, que se aprovecharon de esta fiesta deportiva, para dejar en libertad a contumaces delincuentes, con la complicidad y el mutismo de la justicia. Gracias jóvenes deportistas por el sacrificio que realizaron y por tantas emociones que nos brindaron; gracias por hacernos sentir que no solo somos un país de violencia y corrupción, y que unidos ¡Sí se puede salir adelante!