Religiosidad y consumismo

María Eugenia Moscoso C.

El nacimiento de Jesús en Belén de Judá es la razón de ser de las fiestas navideñas, por tanto, el entorno religioso deberá marcar esta celebración. Sin embargo, por sobre lo religioso –en nuestro medio- las novenas y los Pases del Niño refuerzan este ambiente, pero cabe sostener que las muestras –más bien materiales- son las que intentan prevalecer. El comercio absorbe y maneja la promoción del obsequio –como otrora los Reyes Magos llevaran oro, incienso y mirra al Dios nacido en Belén-. Ornamentación a través de los árboles de Navidad, casas y calles decoradas con motivos navideños y la gastronomía expresada en cenas y mesas, que ofrecen los mejores platillos navideños.

En nuestro medio, si se rescatan matices religiosos muy fuertes. Novenas y Pases del Niño, en especial el que atraviesa la ciudad de Cuenca, en el día 24 durante la mañana que atrae a propios y a extraños y que han de continuar hasta la llegada del Carnaval; nacimientos preparados en las casas, iglesias y barrios con magnificencia en sus detalles y figuras bíblicas muy bien logradas; coros y villancicos hablan de la religiosidad de los cuencanos. Igualmente, la Misa de Gallo en la media noche del 24 de diciembre, trasluce esa particular religiosidad del pueblo.

Religiosidad y consumismo: dos manifestaciones que absorben a la ciudad y a los cuencanos, en las fiestas de Navidad. (O)