Me gustan nuestros ríos

Eduardo Sánchez Sánchez

Una de las más importantes cualidades de nuestra Cuenca, está determinada por la presencia de sus cuatro RIOS MAYORES, el vertebral llamado Tomebamba por sus meandros de elegante presencia, gestor del mayor Barranco, de péndulas casas y gracia sin par, para al río mirar en su paso citadino que da personalidad e imagen de poético entorno que ha inspirado a los Vates cuencanos.

Me gustan mis ríos, los cuencanos. Cuando están henchidos de alegría, con altos caudales que llevan sueños e ilusiones a raudales. Me gustan mis ríos que visten de plata y oro a esta Ciudad tesoro. Me gustan mis ríos que bañan la geografía y brindan alegría.

Al sur están El Tarqui ya no empantanado y el moreno Yanuncay, bañando los suelos de prados y jardines, de campos y de fincas, vistiendo de vida y color, en sus flujos de hidráulica actividad.

Al norte corretea el Machángara, cuidado y protegido, generando electricidad, teniendo almacenamiento para regular el flujo en épocas de estiaje y aportando con actividades agrícolas, industriales y la provisión de agua que es potabilizada en Tixán. 

Sí no existiesen los cuatro adornos hídricos, podríamos llamarle con cualquier otra toponimia, pues la capital morlaca se distingue y brilla con el baño de estos torrentes de andina génesis, que implican pulcritud, renovación eólica e hídrica, biodiversidad acuática en flora y fauna de ribera.

El río es un cuerpo con vida, de tal suerte que acciones humanas degradan por incorporación de materiales ajenos a su química como lixiviados de ganadería, industriales, minería, aguas negras domésticas, vertido de basura de todo tipo,  etc.

Urge un manejo técnico y estricto de vigilancia de estas venas de vida para nuestra Cuenca, no nos conviene aceptar la degradación de estos ecosistemas y es impostergable el manejo como lo actuado en el Machángara, para los otros, muy particularmente el Yanuncay. (O)