El dolor en las «estancias vaticanas» por la muerte de Benedicto XVI

Ciudad del Vaticano.- «No es momento para muchas palabras, sino para el dolor», afirmó el portavoz vaticano, Matteo Bruni, tras anunciar que el funeral del papa emérito Benedicto XVI será el próximo 5 de enero en la plaza de San Pedro, oficiado por Francisco, con total «sencillez y sobriedad», como dejó dicho Joseph Ratzinger.

Desde el momento del anuncio de su muerte, con un comunicado que informaba del fallecimiento a las 9.34 horas (8.34 GMT), todos en el Vaticano compartieron este dolor.

«La Academia Pontificia para la Vida participa del dolor de la Iglesia por la muerte del Papa Emérito Benedicto XVI. Recordamos su servicio ‘en la viña del Señor’, lo recordamos como una de las personalidades teológicas más autorizadas del siglo XX, esforzándose constantemente para hacer la fe comprensible para el hombre moderno», dijo el presidente de esta institución pontifica, Vicenzo Paglia, que compartió muchos años de trabajo en la Santa Sede.

El que fue su portavoz durante todo su pontificado, el sacerdote Federico Lombardi, escribió en un largo editorial publicado por los medios vaticanos que Benedicto XVI «dio un hermoso testimonio de cómo vivir en la fe la fragilidad creciente de la vejez durante muchos años hasta el final. El hecho de haber renunciado al papado en el momento oportuno le permitió a él, y a nosotros con él, recorrer este camino con gran serenidad».

«Entre las muchísimas cosas que se pueden recordar de su pontificado, la que sinceramente me pareció y me sigue pareciendo la más extraordinaria fue que en esos mismos años logró escribir y completar su trilogía sobre Jesús», añadió.

En los medios vaticanos también escribe el organizador de los viajes de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Alberto Gasbarri, una de las personas más cercana a los dos pontífices: «Benedicto XVI fue el papa de la dulzura».

«Mi testimonio tiende a revelar un aspecto quizás menos conocido de su personalidad: la dulzura que se captaba en un encuentro con él. Su aparente figura austera podía infundir a muchos desapego y frialdad, pero en su alma el papa Benedicto estaba lleno de dulzura y la temida severidad por algunos dejaba paso a menudo a una amabilidad que desarmaba, acompañada muchas veces de un sutil e ingenioso sentido del humor», escribe.

El presidente de los obispos europeos, monseñor Gintaras Grušas, recordó en particular el «magisterio europeo que ha desarrollado Benedicto XVI durante su pontificado, subrayando la importancia de las raíces cristianas de Europa y destacando un necesario retorno a Cristo y a la evangelización para la construcción de un civilización del amor». EFE

Estudioso de Benedicto XVI destaca la «teología potente» que deja el Papa

Pamplona (España).- El profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra (España) Pedro Blanco, experto en el trabajo teológico de Benedicto XVI, de quien ha escrito una biografía, destacó la «teología potente» que deja el papa emérito, fallecido este sábado en Roma los 95 años.

«Nos deja una teología potente, que es una síntesis de la mejor teología alemana del siglo XX e incluso europea podríamos decir, porque él bebe mucho en lo francés», explicó Blanco a EFE.

La teología de Benedicto XVI, afirmó, «bebe en los orígenes, sobre todo en la Escritura, en los escritos de los primeros cristianos y de los padres de la Iglesia», entre otras fuentes.

Sin embargo, agregó, está «profundamente actualizada con las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que él vivió en primerísima persona, y después con la experiencia pastoral que él tuvo como arzobispo, como prefecto, como papa y después como para emérito».

De esta forma, señaló, «tiene una confrontación práctica inmediata y eso le da un valor muy especial, un realismo que quizá otros sistemas teóricos no tienen».

TRES EJES PRINCIPALES DE SU LEGADO TEOLÓGICO

Del legado teológico del papa emérito, Blanco subrayó tres ejes, el primero la síntesis entre fe y razón, «que es un tema de larga historia en el cristianismo».

«Una razón de tipo técnico, instrumental, matemático, puede incurrir en errores tan terribles como Auschwitz, Hiroshima o Chernobil, mientras que la religión también puede cometer sus errores cayendo en el fanatismo y el fundamentalismo. En ese sentido, pueden completarse recíprocamente», dijo.

Además, comentó, «una cosa que él repite continuamente es la unión entre verdad y amor, es como un mantra que recorre todo su pontificado».

Benedicto XVI «lo explica diciendo que el amor sin verdad puede caer en la arbitrariedad o en el puro sentimentalismo, mientras que la verdad sin amor es una verdad dura, un poco cruel, y también es necesaria esa complementariedad», resumió Blanco.

El tercer pilar, añadió, es la unidad entre Cristo y la Iglesia: «Hay gente que dice, Cristo sí, pero la Iglesia, los curas, los sacramentos, no. Pero Cristo está siempre en el centro y la Iglesia es como el halo que está alrededor de ese núcleo».

UNA RENUNCIA AL PAPADO «COHERENTE» CON SU FORMA DE PENSAR

Blanco reconoció que la renuncia de Benedicto XVI al papado le sorprendió «muchísimo» y no se lo esperaba «en absoluto», pero luego entendió que «es coherente, tiene sentido, porque él entendía el ministerio como un servicio, no como un instrumento de poder».

Benedicto XVI, consideró el teólogo, accedió al cargo pensando: «Estoy como papa unos años, inicio una reforma, tanto en el tema de los abusos como de la reforma financiera, y después le paso el testigo a otro y que siga él».

«Pensándolo, entiendo que es coherente con su forma de ser y su forma de pensar», concluyó el autor de «Benedicto XVI. El Papa alemán», biografía publicada por Planeta en 2010. EFE