Utopías para 2023

Jorge L. Durán F.

Está ya entre nosotros 2023.

Para los que el tiempo les importa poco o viven en bíblica molicie les llegó como imprevisto.

Para los que no tienen tiempo para nada, ni para sí mismo, peor para los demás, así sean los suyos, el 2022 les “pasó volando”.

Otros creen que ahora el tiempo dura menos. Son quienes lo sienten como aquel que se ejercita en caminadora eléctrica, imaginando un destino, y cuando se da cuenta, está en el mismo lugar.

Como fuere, como sea asumido y consumido, gastado y malgastado, un nuevo año siempre trae consigo algo de esperanza, de fe, del anhelo de que ciertas cosas cambien; dan ganas de reeditarse, de rebobinarse para acometer con fuerza cualquier propósito.

Muchos querrán paz, no solo a lo interior, sino que cesen los odios, los desamores, la intolerancia, la injusticia, la guerra que pone al mundo en el filo de un abismo, las desigualdades sociales, el desprecio por el color de la piel del otro, la xenofobia, el machismo que coloca al varón en la más vil de las bajezas humanas.

Otros querrán que en este nuevo año, las oportunidades de trabajo golpeen sus puertas; que no sean necesarias ni cercas eléctricas ni alarmas para tener seguridad; que en los hospitales públicos haya medicinas, una alta dosis de amor por los enfermos; y que en los privados se entienda que los bolsillos, como los corazones, nunca son iguales.

No pocos querrán que en 2023, la vorágine por acumular riquezas y capitales; el vivir solo para producir y producir pero menos para vivir, merezcan un codazo en la conciencia del hombre; de ese hombre que ahora se encorva más, engorda más, que deja que la tecnología le arrincone para vivir su mundo, su minúsculo mundo.

Muchos desearán, aún sabiendo que es casi imposible, que nuestros políticos sean más sinceros consigo mismo; que demuestren por qué optaron por subirse a su barco, al que solo deben llegar los honestos, los no “entontecidos por el dinero”, peor los que se apoltronan en el poder hasta para deshonrar a la patria.

Muchos, muchísimos anhelarán que la ventura, la prosperidad, se conviertan en pan de todos los días; que la amistad dure lo que dura el equilibrio del Universo; que el valor del silencio se imponga en las alharacas; que el perdón y el amor siempre encuentren espacio aun en los corazones más reacios; que se deschatarricen los estómagos; que se desadoquinen algunos rostros.

Vale alimentar estas y otras utopías a lo largo del 2023. Si sola una se cumpliera, valdrá la pena haberlas esbozado en la soledad de la media noche.  (O)