Ximena Neira cultiva el arte de los bonsái en Cuenca

Ximena Neira junto a un bonsái de la especie Pinus ayacahuite, originaria de México. Ella cultiva sus plantas en el vivero ubicado en su vivienda en la parroquia Turi. XCA

Ganar un bonsái en una rifa hace 30 años, fue la semilla para que Ximena Neira inicie el cultivo de su actual “paraíso”. Vive rodeada de unas 5.000 plantas, entre ellas, una colección de 250 bonsáis a los que ha dedicado su tiempo, su creatividad y sus cuidados.

“Un bonsái es un árbol artísticamente trabajado. Son árboles podados, no han cambiado su genética y para que mantengan su tamaño en proporción con la maceta se los tiene que labrar. Es todo un arte”, insiste doña Ximena.

Su vivienda ubicada en la parroquia Turi es un auténtico paraíso natural. Allí, cada día, ella se esmera en las técnicas como el alambrado, el trasplante, el podado o el pinzado, entre otras.

Con esto les da forma, estilo y conicidad, características que permiten lograr la armonía sobre el tronco y el nebari (parte baja y ancha del tronco formada por el crecimiento y fusión de las raíces). Es un arte que implica años de constante aprendizaje, paciencia y trabajo.

Arce, cuyas hojas se tornan rojas antes de caer en el otoño. XCA

Ximena explica que no se trata de árboles pequeños por naturaleza. “Si sembramos uno de estos bonsáis fuera de la maceta en un espacio grande, va a crecer como un árbol normal. Es la persona quien debe dedicarle tiempo para mantener el tamaño del bonsái”, indica.

Creando paisajes

Bonsái es una palabra japonesa que se traduce como cultivo en maceta: bon (bandeja) + sai (cultivar), aunque etimológicamente procede del término chino “penjing” o “penzai”. Así, pen significa cuenco y jing paisaje. Con este término se define la creación de paisajes exhibidos en una loza de barro.

Juniperus, Buxus, Cerezo chino, Loropetalum , Myrrhinium atropurpureum, Cotoneaster horizontalis, Pinus ayacahuite y Arces son especies que forman parte de la colección de Ximena. Algunos de ellos con más de 30 años de edad.

Los precios de los bonsáis van desde los 25 dólares hasta 500 dólares o más. Pueden alcanzar costos mayores de acuerdo con la especie, con la forma, con la labranza y con la edad, aunque esta última es relativa.

Y es que la edad no necesariamente significa que sea mejor, dado que hay árboles de 25 años que no fueron cultivados. Así como existen bonsáis de cinco años que han sido procurados en su resultado. “Mientras más trabajado, más costoso”, explica la propietaria de la colección. En su colección posee un Pinus ayacahuite, que lo valora en más de 5.000 dólares.

Ella se dedica al comercio de estas especies, de otras plantas y de macetas en el local que lleva el nombre Asiri Bonsai, ubicado en la Avenida 10 de Agosto y Jacinto Flores. Así, lo que empezó como una actividad personal, genera hoy ocho plazas de empleo en Cuenca y en la parroquia Turi, donde está ubicado el vivero.

Talleres

Otra manera de fomentar este arte es la difusión y enseñanza de las diferentes técnicas de cultivo. Para ello, Ximena organiza cada mes cursos y talleres acompañada por el experto Leonardo Bravo, oriundo de Piñas y uno de los más reconocidos diseñadores de bonsáis en el país.

Los bonsáis deben guardar un balance entre las ramas, el tronco y las hojas. XCA

Mañana dictarán un taller de 09:30 a 18:00 con cupo para 10 personas y con un costo de 40 dólares. Para más información, puede comunicarse al teléfono 099 117 9050.

Leonardo Bravo, con presencia en redes sociales como Facebook, Instagram y Tiktok, se dedica a dar tips sobre el cultivo de los bonsáis, los cuales deben tener un balance entre las ramas, el tronco y las hojas. Se los debe regar a diario y tenerlos en espacios exteriores. (I)