¿Les “alquilamos” la ciudad…?

Jorge Durán

Nueve quieren que les alquilemos la ciudad por cuatro años, sin firmar contrato ni nada que les demos por adelantado, excepto, eso sí, nuestros votos.

Nos acaban de hacer guiños en la tele durante hora y media en tandas de cinco y de cuatro. ¡Qué capacidad de aguante la nuestra!

A cambio nos ofrecen una ciudad de las mil maravillas, en la que haya leche al amanecer y al anochecer; en la que caminemos seguros, pero tan seguros, que hasta podamos llevar dólares metidos en las orejas, pasear si es posible semidesnudos por orillas de ríos y quebradas.

Nos prometen mandar a la punta de un cuerno los “contratos truchos” de los radares -40 creo que son-, pero justifican el funcionamiento de otros tres, que, como aquéllos, tienen el mismo fin, es decir frenar a los locos al volante. ¡Qué mismo pues! dirían quienes confunden funda con confunda y alcalde con come de balde.

Dicen eso y otras cosas más, solo para que les alquilemos la ciudad, esta ciudad donde reflotan vehículos de toda marca y tonelaje, donde hay semáforos cada 50 metros, redondeles cada 100, casi sin salida al oriente ni al poniente. 

Nos ofrecen solucionar semejante berenjenal haciendo estudios de los estudios, planes de los planes, ampliando el servicio nocturno de transporte y, de yapa, gratis para los estudiantes, y no se que otras vainas más, además de casas y fiambre.

Los nueve, “careconocidos” unos; “caraduras” otros, se ofrecen como PH, expertos en ni se qué cosas, expresando “yo sí hice”, “yo si dije”, “yo sí pude”; unos con shungo, otros con “infinito amor” (qué romántico el bonitico); unos sabiondos en “pedeotés”, en “pugus” otros; igual en alquimia y en hallar dólares bajo el agua.

Pero si hasta se ofrecen a rezar el santo rosario en los hogares donde hay violencia; llevar a taita obispo a fin de evitar el “lleve” en los contratos, para gusto y contento de ingenieros civiles y arquitectos, tanto de los que protegen adobes viejos y de los que quieren levantar rascacielos hasta en la loma de Gusho.

¿Los alquilamos la ciudad? Habrá que ver qué traje visten para taparse el pellejo, el pellejo político digo. Ahí sí que es como tratar de hallar una aguja en madriguera de zarigüeya.

Avizoro, apenas, que casi todos lucen su pellejo con mil multicolores membranas. Pero dejo a ustedes para que los diseccionen. Me preocupa, sí, el de “pachakuti”; y ya sabemos que “pachakutis” y “conaies” son clara y yema del mismo huevo, huevo violento e incendiario a pretexto de “estallido”.

¿A quién de los nueve le “alquilamos” la ciudad? A todos no ha de ser.