Yo no les creo

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Si, la campaña política va tocando su final y la sociedad, exhausta y saturada de información, noticias falsas y acusaciones sin sentido, no ve la hora de que esto suceda. Sin embargo, en medio del torbellino, hemos dejado algo importante por el camino, y esto es la Consulta Popular. Una consulta con la que el gobierno nacional intenta posponer el naufragio, generando una serie de ocho preguntas de texto sutilmente redactado y respuesta casi obvia que, ya revisados los anexos, considerandos e implicaciones legales, ocultan algunas trampas del poder que podrían devolvernos a ese Ecuador del pasado que, más que un país, era una hacienda en propiedad de sus captores.

En fin, ya en artículos precedentes analizamos las primeras seis preguntas. Hoy lo haremos con las últimas dos, las que hablan del medio ambiente. Y la verdad, yo no les creo. Y no les creo por la arrolladora evidencia de un gobierno que lleva dos años impulsando sin pudor la agenda minera, vendiendo nuestros páramos al mejor postor y burlándose de la consulta popular en la que los cuencanos decidimos proteger nuestras fuentes hídricas para, recién ahora, ponerse la careta de ecologista y usar el agua como plataforma política.

Y empecemos por la séptima pregunta, aquella que pretende incorporar un subsistema de protección hídrica al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), cuestión lógica en principio, pues las áreas de protección hídrica deberían pertenecer al SNAP según la ley y no a un subsistema que, por ser tal, no goza de los beneficios y garantías constitucionales como tener un modelo de gobernanza, financiamiento o modelos de participación.

Y luego está la octava pregunta, donde el gobierno se arroga, sin mayor intermediario, las compensaciones a las personas y comunidades que apoyen la generación de servicios ambientales. ¿Servicios ambientales? ¿Y qué exactamente es eso? ¿No será servicio ambiental el acepar el soborno a las comunidades para comprar su apoyo a las multinacionales de la minería? ¿No será, desde la distorsionada óptica del gobierno, un servicio ambiental el mirar para otro lado mientras se perpetra el atraco a nuestros páramos? Pues bien, yo no les creo. Simplemente no les creo… (O)