Retiro

Catalina Sojos

Yuzuru Hanyü prepara su cuerpo; hablamos del año 2018 en el que, una vez más, el patinador artístico japonés gana la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno, el muchacho tensa sus hombros, mueve su cuello, se abstrae y medita delante de la prensa mundial, controla su temperatura, los latidos de su corazón, su respiración, realiza pequeños saltos, quiebres de cintura durante una hora; las cámaras le siguen y sin embargo él únicamente se centra en su cuerpo, la disciplina y el ritual japonés es evidente. Hace poco tiempo el doble campeón olímpico, considerado una leyenda, anuncia su retiro “No hay tristeza, dijo, quiero seguir trabajando. Creo que puedo llevar al patinaje artístico a diferentes lugares y de diferentes maneras” Así el muchacho de 27 años pone fin a su carrera, antes de que el tiempo se haga cargo de hacerlo. ¡Cuántas personalidades deberían tomar su ejemplo! Instituciones caducas que conservan los mismos carcamales eméritos y son un estorbo para su adelanto, figuras que se toman universidades, municipios, hospitales, entidades públicas y privadas como hacienda propia y se momifican en su “trabajo” No hablamos de edadismo, únicamente de buen juicio. Un dicho popular define lo que afirmamos: es preferible decir ¡qué pena que se va, que qué bueno que se fue! El retiro a tiempo es un acto individual, generoso y sabio que debe ser meditado y ejercido más allá de la jubilación que lo obliga. (O)