Argentina, 1985

Gerardo Maldonado Zeas

“Nunca más” dos palabras con las cuales el fiscal Julio Strassera en su alegato final en la maravillosa producción Argentina, 1985, condenó a varios militares que en los años de la dictadura horrenda entre 1976 y 1982, asesinaron e hicieron desaparecer a miles de jóvenes.

El laureado Ricardo Darín en una magistral actuación, junto a Juan Pablo Lanzani que interpreta al fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo, recuerdan al mundo uno de los juicios más relevantes de la historia, comparado por muchos críticos como una réplica de Nuremberg.

Llegada la hora de regresar a la democracia, el presidente Alfonsín había prometido un juicio justo contra de los genocidas. El tiempo pasó y la Corte Militar no  se pronunciaba, con lo cual el caso fue concocido por  la justicia civil. Strassera tenía poco tiempo para encontrar las pruebas necesarias. La historia le recuerda a él y a un grupo de abogados jóvenes como los baluartes de haberse puesto al hombro un país necesitado de justicia.

Era muy difícil encontrar un tipo penal específico para acusar, pero durante diecisiete semanas de audiencia y pruebas testimoniales, se lograron recopilar 709 casos que mostraron al mundo el horror vivido en la querida Argentina. Se recurrió al concepto de los honestos del Derecho cuando invocan a la “Conciencia Jurídica Universal” mediante la cual los autores intelectuales de los hechos delictivos debían ser juzgados y condenados.

Varias alocuciones del alegato final de Strassera demostraron las prácticas temibles de la dictadura, en donde se recalcó que la persecución a inocentes eran parte de un sadismo brutal, frente a los conceptos de la defensa de los militares al argumentar la despreciable muletilla de la “estrategia política”, siendo más bien fue una perversión moral.

La sentencia final, condenó a Emilio Massera y a Jorge Rafael Videla, quien había inaugurado el mundial de futbol de 1978, a cadena perpetua. Algunos militares fueron declarados inocentes y otros condenados a penas menores.

Una película maravillosa que ya ganó los Golden globes a la mejor película extranjera, y ahora va por el Oscar, para seguir en la exitosa carrera del cine argentino cuando en 1985 con la genial actuación de Norma Aleandro en la “Historia Oficial”, y el Secreto de sus Ojos en 2009 con el trabajo grandioso de Ricardo Darín y Soledad Villamarín sumaron dos óscares para el gran cine argentino.

Hay que ver esta obra monumental, y disfrutar de canciones como el Himno de mi Corazón de los Abuelos de la Nada, e Inconsciente Colectivo de Charly García, recordando siempre que tarde o temprano los delincuentes, asesinos y saqueadores de la fe pública tienen sus horas marcadas.  (O)