De historia en historia

Bridget Gibbs Andrade

UN DÍA COMO HOY

Un día como hoy, en 1847, nace en Edimburgo Alexander Graham Bell. Fue conocido por inventar el primer teléfono patentado y en desarrollar sistemas de sonidos aptos para sordos. En 1871, el italiano Antonio Meucci presentó el aparato al que le llamó teletrófono, solicitando la patente correspondiente. Para renovarla debía pagar diez dólares anuales. Cumplió con esta obligación los dos primeros años, pero en 1874 no pudo conseguir el dinero perdiendo sus derechos legales sobre el invento. En 1876 y para desgracia de Meucci, Bell patentó un aparato de transmisión de voz al que le llamó teléfono. Graham sufrió varias demandas, entre ellas, las del inventor Elisha Gray y la del propio Meucci. Después de dos años de litigio fue reconocido como el único inventor del teléfono. Meucci reclamó sus derechos, pero murió sin que nadie los reconociera en aquella época.

Bell usó un transmisor líquido similar al de Gray para hacer funcionar su invento. Cuando pronunció la famosa frase: “Mr. Watson, venga aquí, quiero verle” en el transmisor líquido de su ayudante Thomas Watson que estaba en la habitación contigua, este escuchó el mensaje con claridad. El teléfono de Bell se convirtió en la atracción de la Exposición Universal en Filadelfia en 1876. Entre los invitados se encontraba el emperador de Brasil, Pedro II. Cuando tomó el aparato en sus manos lo examinó y al comprobar que salían voces de él, lo soltó alarmado y exclamó: ¡Pero esto habla!

Nadie puede quitarle a Graham el mérito de haber sido el promotor de la Bell Telephone Company en 1877, que popularizó y mejoró el teléfono incorporándole el micrófono de carbón. En 1880 obtuvo el premio Volta de la Academia Francesa de Ciencias e invirtió los 50 mil francos recibidos en desarrollar, junto a Charles Sumner, el fotófono que intentaba transmitir el sonido usando un rayo de luz: un precursor de la fibra óptica.

En 1888 Bell fue uno de los fundadores de la National Geographic Society y en 1898, asumió la presidencia de dicha institución. El 2 de agosto de 1922 moría a causa de la diabetes en su casa de Nueva Escocia, a la edad de 75 años. El día de su entierro, en memoria suya, los servicios telefónicos de EE.UU. se detuvieron durante un minuto.

Curiosamente, en el 2002, el Congreso de los EE.UU. reconoció a Antonio Meucci como el verdadero inventor del teléfono.