Estudian los microorganismos en las tortugas gigantes de Galápagos

El Dr. Rodrigo Caroca en Laboratorio de Biotecnología de la UDA, donde se realizó parte de la investigación.

Uno de los objetivos del desarrollo sostenible establecido por las Naciones Unidas guarda relación con la Biodiversidad. Con miras a trabajar en este objetivo, la UDA se encuentra colaborando con la Fundación Charles Darwin (FCD) para estudiar la microbiota presente en el caparazón de Cheloniodis porteri, una especie de tortuga gigante de Galápagos. La experimentación se ha llevado a cabo en la estación que la Fundación tiene en la Isla Santa Cruz y en el Laboratorio de Biotecnología de la UDA.

Esta línea de investigación cuenta con el financiamiento del Vicerrectorado de Investigaciones de la UDA y con el apoyo de la Facultad de Ciencia y Tecnología. Es dirigida por Rodrigo Caroca y Ainoa Nieto (FDC) y en esta parte del trabajo han colaborado las biólogas María Paz Guillén y Samara Zeas.

Las ‘gigantes’ de las Galápagos

Las tortugas gigantes de las islas Galápagos son sin duda uno de los animales más icónicos dentro del Archipiélago transformándose en un importante atractivo turístico. Además, juegan un rol protagónico modelando el ecosistema al actuar como dispersoras de semillas.

Se han descrito catorce especies de estos reptiles, de las cuales dos ya están extintas y las doce especies que aún sobreviven corren peligro de extinguirse. En la Isla Santa Cruz la especie más abundante es Cheloniodis porteri, cuyas poblaciones se concentran en la parte suroeste de la isla.

Esta especie se caracteriza por recorrer largas distancias en busca de comida y, como consecuencia, entra en contacto con poblaciones humanas y con animales domésticos. Esto expone a las tortugas a distintos factores que podrían influir en la microbiota que existe en su caparazón y potencialmente afectar su salud.

En el 2013, se describió un hongo capaz de ocasionar lesiones de color blanquecino en el caparazón de una especie de tortuga de Galápagos, la cual se encuentra en cautiverio en Texas, Estados Unidos.

Lesiones de apariencia similar se han observado en individuos que viven en el Archipiélago, no obstante, no existían estudios previos a esta investigación que se hayan enfocado a identificar el microorganismo que afecta el caparazón de estas tortugas.

Individuo de la especie Cheloniodis porteri con lesiones blanquecinas en su caparazón.

El microorganismo que causa las lesiones en el caparazón

La investigación se centró en estudiar los hongos y bacterias presentes en caparazones con lesiones blanquecinas de C. porteri, la especie de tortuga silvestre mayoritaria en la Isla Santa Cruz. También se analizaron caparazones sanos con la finalidad de realizar una comparación, puesto que estos deberían estar libres del microorganismos causante de las lesiones.

Dos estudiantes de biología de la UDA realizaron una estadía en la FCD para llevar a cabo un muestreo que consistió en obtener raspados de caparazón, los cuales fueron apropiadamente almacenados para su estudio posterior en el laboratorio. Es importante recalcar que todos los procedimientos de toma de muestras se realizaron sin causar daño a las tortugas.

Para el análisis en el laboratorio se plantearon dos aproximaciones orientadas a determinar la identidad del agente causante de lesiones blanquecinas en los caparazones.

Por un lado, se extrajo directamente el ADN presente en las muestras de raspado de caparazón y por otro, se realizó un cultivo de los microorganismos presentes en las muestras.

Los microorganismos del caparazón de las tortugas gigantes fueron cultivados y caracterizados en el laboratorio de la FCD.

Los microorganismos cultivados fueron analizados para hacer una descripción de su apariencia a simple vista y también de sus características bajo el microscopio. Mediante análisis genéticos, se constató que, en la gran mayoría de las muestras de caparazón con lesiones blanquecinas, está presente el mismo tipo de hongo. Este hongo no fue hallado en caparazones sanos, lo que hace suponer con bastante seguridad, que este microorganismo es el causante de la lesión en C. porteri.

Además de este hongo, se encontraron otros microorganismos en caparazones sanos y lesionados, pero hasta la fecha se desconoce si pueden representar algún riesgo para la salud de las tortugas.

Cabe destacar que no solo C. porteri presenta lesiones en su caparazón, sino que este tipo de manchas se han observado también en especies de islas distantes. Con esta investigación pionera, la Universidad del Azuay y la Fundación Charles Darwin han logrado establecer una línea base para identificar la microbiota presente en el caparazón de tortugas terrestres de Galápagos.

El próximo objetivo de esta colaboración es estudiar otras especies de tortugas y determinar si las lesiones en sus caparazones son provocadas por el hongo ya identificado, o si se trata de algún otro agente patógeno que podría variar entre islas y/o especies.

Estudiantes de Biología de la UDA tomando muestras del caparazón de tortugas silvestres en la Isla Santa Cruz.

Créditos

Texto y fotos: Colaboración de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del Azuay.