Analfabetismo digital

Marco Carrión Calderón

Es “analfabeto digital” quien en los últimos doce meses no ha usado internet, ni computador ni ha tenido un teléfono celular activado.  Alrededor de un 10 % de la población ecuatoriana de entre 15 y 49 años, padece esta condición. Seguro que hay una leve pero gradual disminución de falta de acceso a la tecnología, tanto en el área rural como urbana. Muchos manejan la tecnología, pero no saben usarla. El equipamiento tecnológico en el hogar aumenta quizá un 2 % anual en el uso de computadoras de escritorio y algo más en el uso de computadores portátiles.

Todo aquello explica por qué las “clases en línea” fracasaron tan rotundamente. Además de que la cobertura de internet en zonas rurales era evidentemente insuficiente. Hemos conocido los casos lamentables y vergonzosos de que en algunas poblaciones rurales los niños debían ir a lomas cercanas a sus casas o trepar a árboles para, entre dos o más por cada celular, con escasa capacidad tecnológica, tratar de aprender algo en las supuestas “clases”. Otro factor para tal fracaso fue indiscutiblemente el hecho de que los profesores tampoco tenían las adecuadas herramientas tecnológicas ni la suficiente preparación para su eficiente utilización.

Tengo que suponer, tristemente, que una vez superada la época de las clases “on line” nadie, ni las autoridades del sistema educativo ni los profesores, ni los alumnos se estarán capacitando más para la utilización de aquel sistema que, siendo moderno y adecuado para aquellas circunstancias, no merecerá ninguna atención, igual que había sucedido antes de la pandemia.

Durante la pandemia la ampliación de la cobertura y uso de internet mejoró en alguna medida por la urgente necesidad que tenían las personas, tanto escolares, colegiales y universitarios, cuanto los adultos que, de manera imperiosa, debían tener comunicación con sus familiares y amigos, pero también para la concesión y obtención de servicios.

Sería urgente que el Estado promueva la mejor capacitación para disminuir la brecha digital y así la población se conecte fácil y abiertamente con el mundo moderno, tanto en educación como en integración efectiva en el mundo contemporáneo. (O)