¿Se nos viene El Niño?

El Ecuador las está pasando mal, mucho mal, con el hasta inusual invierno, si se considera el volumen de las lluvias, en especial en la Costa y, dentro, de ella, en Guayaquil.

Y como si eso no fuera lo suficiente; como si tampoco no lo hubiera sido el sismo de 6,8 grados en la escala de Richter y sus terribles consecuencias, ahora se alerta al país con el calentamiento del océano Pacífico ecuatorial y el potencial aparecimiento, a partir del segundo semestre de 2023, del fenómeno climático El Niño.

Eso lo advierte el Comité Nacional de Ecuador para el Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen).

Temperaturas entre 27 y 29 grados centígrados, 1,5 grados superiores a lo normal, se registran en la costa del norte del Perú; igual, un grado centígrado más en la profundidad del mar, más la inestabilidad atmosférica en la zona, según el Erfen, generan las intensas lluvias en el Ecuador.

De seguir ese comportamiento climático, sobrevendrá El Niño. El Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar), como no puede ser de otra manera, hará el monitoreo y observación para dar información oportuna.

El Ecuador conoce de sobra los efectos del citado fenómeno. Se resumen, en una palabra: destrucción, y, por consiguiente, en millonarias pérdidas económicas, incluyendo vidas humanas, lo más terrible.

Lo ocurrido en Guayaquil no es para bromear; peor para tomar los fenómenos climáticos con cierto relativismo, incluso para recién darnos cuenta de cómo debemos actuar, peor de cómo prevenir, mucho peor de hacer obras necesarias encaminadas a mitigar los estragos.

En esa ciudad, “en un solo día llovió más del 60 % previsto para todo el mes”. Si esto para muchos no dice nada; si no es una de las tantas señales del cambio climático, ¿cómo mismo?

Las autoridades seccionales inician sus funciones este 14 de mayo. Desde ya tienen tareas pendientes, comenzando por la prevención.

Dejar todo para el último; pensar en el no pasará nada, son irresponsabilidades. Sus consecuencias son impredecibles.