La alfombra roja de 60 metros está ya lista para extenderla mañana, martes, en los 24 escalones que suben al Palacio de Festivales y Congresos de Cannes, la ciudad de la Costa Azul francesa que como cada mayo se convierte durante quince días en el corazón del cine mundial.
Veintiuna películas se disputarán la Palma de Oro de esta edición número 76 frente a un jurado presidido por el director sueco y doble ganador de ese trofeo Ruben Östlund, mientras que fuera de esa carrera se verá el último corto de Pedro Almodóvar, la próxima película de Pixar y la última entrega de Indiana Jones.
Pero antes de todo eso, la pompa -y la primera polémica- de la apertura del festival tiene una cita mañana por la noche con la corte del rey de Francia Luis XV en «Jeanne du Barry».
El equipo del drama histórico que dirige y protagoniza la actriz francesa Maïwenn, en la piel de esta «favorita» del monarca francés, será el primero en pisar una alfombra roja por la que también desfilarán este año Harrison Ford, Michael Douglas (Palma de Honor de esta edición) o Martin Scorsese.
Esa película supone el regreso a la gran pantalla de Johnny Depp, que interpreta a Luis XV, tras el sonado proceso judicial con su exmujer Amber Heard. Su rostro será, con seguridad, uno de los más buscados por los 5.000 periodistas acreditados para la cita.
En total, según el Ayuntamiento de Cannes, al Festival acuden cerca de 40.000 invitados, una cuarta parte acreditados solo para el Mercado del Cine del Festival, la mayor plataforma comercial para profesionales del séptimo arte del mundo, que este año tiene a España como invitada de honor.
Entre profesionales del cine, prensa y visitantes, esta ciudad de unos 73.000 habitantes, prácticamente triplica su población durante las dos semanas del festival.
Eso implica, en el terreno económico, la generación de unos 200 millones de euros y la creación de 2.300 empleos, con unas 90.000 pernoctaciones para la hostelería.
«Es verdaderamente una súper atmósfera estar aquí», explicó a EFE Bwana Payeye Kizito en el paseo marítimo de La Croisette, llegado desde la República Democrática del Congo para promocionar durante el festival los proyectos de su organización solidaria, la Fundación Bwan.
Otros, sin embargo, lamentan que el Festival ya no sea una cita tan accesible como en el pasado.
«Antes veíamos a las personalidades -cuenta Monique, una vecina veterana de Cannes-. Ya no las vemos más. Eso terminó. Están en los coches con las ventanas ahumadas y ya no los vemos».
A quien tampoco le va a molestar el tráfico es al delegado general del Festival, Thierry Frémaux, que planea moverse en con una bicicleta que le ha regalado BMW.
«Es primera bici oficial de la historia del Festival de Cannes», contó a la prensa este lunes.
MÁXIMA SEGURIDAD Y UN FESTIVAL SINDICAL
Hasta 833 cámaras inspeccionarán la ciudad durante el festival junto a un dispositivo policial que movilizará a todos los agentes locales (unos 200 con unidades a caballo y perros) y la Gendarmería de Cannes, más el refuerzo de cuatro compañías de antidisturbios.
La prefectura (delegación del Gobierno) del departamento de Alpes Marítimos emitió el viernes un decreto por el que prohíbe las manifestaciones durante toda la duración del certamen.
Lo justifica recordando que se trata de una medida que se impone cada año. Pero esta edición se celebra con un trasfondo social complicado en Francia debido al huracán de descontento contra el Gobierno de Emmanuel Macron por la aprobación de su reforma del sistema de pensiones.
Con la proliferación de protestas en los últimos meses, muchas de ellas convertidas en auténticos conciertos de cacerolas, la prohibición de manifestaciones en lugares con actos oficiales ha sido tónica general en las últimas semanas.
Pero eso no ha acabado con las manifestaciones en Francia y Cannes no será una excepción.
La CGT, segunda mayor central sindical del país, tiene previsto celebrar su propio «cine» en el ecuador del Festival, con una concentración junto al Hotel Carlton el día 19, una manifestación el sábado y la proyección del documental colombiano «Amor, Mujeres y Flores» (Marta Rodriguez y Jorge Silva, 1988) como colofón el domingo 21. EFE
