Normal

Catalina Sojos

“El pez nunca descubre que vive en el agua. De hecho, como vive inmerso en ella, su vida transcurre sin advertir su existencia. De igual forma, una conducta que se normaliza en un ambiente cultural dominante, se vuelve invisible” afirma Michel Foucault y es así como reflexionamos sobre estos días de bochorno (y los que nos esperan) cuando el decreto de “la muerte cruzada” despierta los odios que creíamos extinguidos; una vez más normalizamos la vergüenza frente al planeta, las vulgaridades y crímenes frente a la democracia de los asambleístas, su cinismo y desvergüenza. Ese lodo en el que sobrevivimos y que se encuentra normalizado, gracias a la manipulación politiquera y populista con la que asistimos a la contienda, expectantes y asqueados como si fuera un partido de fútbol en el que sabemos vamos a perder de todos modos. Otra vez se alistan los delincuentes de cuello blanco para subir al podio mientras nosotros nos preparamos a pagar las campañas y las sucesivas elecciones.  Hartos de la letanía de escándalos no atinamos a la furia de las palabras, inclusive sentimos que remamos en una ciénaga sin remisión; cada partido político se hace acreedor a nuestra falta de fe así, mi amigo lector, el fatalismo invade, normalizado como la corrupción de esta patria invisible y dominada. (O)