El milagro eucarístico de Cañar y la edificación de la “Basílica de la Santa Faz de la eucaristía”

-A SESENTA Y CINCO AÑOS DE UN MARAVILLOSO PORTENTO- -24 de junio de 1958- Diego F. Rodríguez Muñoz

1958. Imagen de la Custodia del “Milagro Eucarístico” que registra la silueta de Jesús. Este hecho es tan solo uno de los hermosos detalles de tan extraordinario acontecimiento. (Foto archivo D.F.R.M.).

Fue Hatún-Cañar, la metrópoli cañarí que ocupó los actuales territorios de este pequeño cantón cuyo nombre se mantuvo aún después de que los españoles se establecie­ran en ella y la erigieran como Parroquia bajo el nombre de San Antonio del Hatún-Cañar, en honor a San Antonio de Padua, al ser franciscanos sus primeros párrocos y administradores eclesiásticos.

Ubicado a 3.140 m.s.n.m., cuenta con espacios que parecerían mostrar actitud desafiante a los indolentes efectos del tiempo, con una majestuosa variedad de elevaciones lideradas por el Buerán (Santuario de fuego) cuya altura llega a los 3.806 m.s.n.m.; seguido por un no menos imponente Molobog (Molo-Mullo/Cerro redondo), con 3.490 m.s.n.m.; o, un Huayrapungo (Puerta de los vientos), cuya altura alcanza los 3.163 m.s.n.m.

La ancestral leyenda sobre su origen empata, curiosamente, con el escenario del gran diluvio universal narrado por el “Libro Mayor”,mostrándose, posiblemente, como la única “etnia indígena cultural” de américa, que mantiene entre sus tradiciones este universal relatado contado por el Antiguo Testamento, sumándose, una arraigada creencia sobre la existencia del alma –animismo-.

Denominada como la “Capital de los Campos del Trigo”, mantiene –al igual que la querida Belén, Bet Lejem, Beithlehem, Bayt Lahm, Casa del Pan-, extensas superficies copadas del manso y milenario trigo sutilmente acunado por tierra fértil y negra, entre colinas y casas de adobe, bajareque y teja, con plazas y callejuelas discretamente desalineadas y escondidas entre la niebla, cual armónico punto de encuentro entre la tierra y el cielo.

Fue este valeroso y milenario “conglomerado humano” el primero en acoger las enseñanzas “cristianas católicas” traídas desde el viejo continente, concretándose, inclusive, la publicación de los primeros catecismos en lengua cañari luego de que, en 1583, el Primer Sínodo Diocesano dispuso estas publicaciones en lengua materna Kañari; pedido ejecutado por el Presbítero Gabriel de Minoya. 

Con los primeros acontecimientos del 24 de junio de 1958, la Custodia fue trasladada desde la Capilla a la Iglesia Matriz del Cantón, hacía donde se trasladan caravanas de ciudadanos de diferentes lugares del país. (Foto archivo D.F.R.M.).

LOS HECHOS

Un martes 24 de junio de 1958 cuando, expuesto el “Santísimo” en la pequeña Capilla de San Antonio –a 2 kilómetros del centro cantonal-, repentinamente se hizo sensible ante los ojos y mirada de la gente “UN CRISTO VIVO Y RADIANTE EN LA BLANCURA DE LA HOSTIA CONSAGRADA” (¡… Panis Vivus…!).

Un Cristo Jesús con un rostro triste y agobiado, que mostró finas hileras de sangre provocadas por una grotesca corona de espinas o lágrimas que descendían por sus pálidas mejillas hasta terminar entrelazadas con una leve gesticulación de labios que dejó entrever a un sensible Jesús esforzándose por no caer en el llanto. Un ¡…CRISTO VIVO…! cuya larga cabellera se mantenía ligeramente agitada por la briza del viento.

Los hechos desarrollados entre el 24 al 30 de junio de 1958, permitieron observar, además, una repentina iluminación de la Custodia provocada por intensas luces multicolores desprendidas desde la parte inferior de la Píxide, que entrelazándose de arriba abajo provocaron desbordante resplandor que entretejió el asombro y admiración, con la angustia, pánico y desesperación, al pensarse, inicialmente, se había desatado un incendio.

Unos lloraban, otros rezaban, otros cantaban o gritaban. La impresión dominante fue de temor y miedo. El escepticismo y desconfianza que fue parte del escenario llevó a la búsqueda de causas naturales o trucos; muchos indagan, buscan, nada encuentran y creen.

En la Iglesia Matriz hacia donde se trasladó la Custodia, se observó un corazón carneo y sanguinolento en esta misma “Hostia Consagrada” que luego de transformarse en rojo sacramental, se agrandó hasta tomar la forma de una bomba, que secuencialmente se dilataba y comprimía, para luego de regresar a su estado normal, hacerse sensible nuevamente la imagen de JESÚS.

El 20 de junio de 2019, Monseñor Oswaldo Vintimilla Cabrera, Obispo de Azogues, emite Decretó Arquidiocesano que eleva a la Capilla de la colina de “San Antonio”, a la categoría de “Santuario Eucarístico Diocesano”. (Foto: José Delgado Oramas).

ESCEPTICISMO

Entre los escépticos se encuentra el párroco Padre César Manuel Andrade Ochoa. Exigido, dudoso y hasta molesto, acude a la Capilla meditando la forma de tranquilizar a la gente. Ubicado frente a la Custodia, indaga reflejos, cristales, espejos, pinturas. Rendido y agobiado, cae de rodillas pidiendo perdón y deseando la muerte.

Ante el Tribunal Eclesiástico diría: “…contemplé nítidamente al Sagrado Corazón de Jesús. Su medio cuerpo, su divino rostro ligeramente inclinado a la derecha… Una suave briza movía el cabello de la parte inclinada del rostro del Señor…”.

Difundida la noticia provoca masiva concurrencia que agruparía alrededor de diez mil personas. Declaran en el proceso canónico: Isabel Palacios de León, Lola Noboa Arizaga, Dr. Darío Machuca Palacios, Rosa Martínez de Gárate, Rafael María Amoroso, Dr. Bolívar Andrade Ormaza, Tarquino Padrón Molina, Laura Semería vida. de Pozo, Dr. Marco Antonio Toral Vega, Delia Guaraca de Calderón, Luis Enrique Molina, Ludgarda Guerra de Medina, Sor Inmaculada Amoroso Bernal, José Salvador Sánchez, Mélida Torres Ochoa, Jesús Cevallos Torres, Inés Becerra de Cevallos, Mélida Cevallos de Mejía, Dr. Miguel Neira Solís; y, Dr. Ezequiel Clavijo.

De un grupo de alumnas y profesoras del Colegio “Santa Marianita de Jesús” que acudió al lugar, tres estudiantes que presenciaron el milagro ingresan a la vida religiosa como así narran en la actualidad.

PROCESO JURÍDICO-CANÓNICO

El 3 de julio de 1958 se instaura un PROCESO-CANÓNICO-JURÍDICO, que dura tres años. Se practican diligencias como inspección in situ, declaración de ciento veinte testigos –se rechazan decenas más-; pericias: química, física y psicológica, esta última, buscando establecer o descartar causas sugestivas que hubiesen llevado a la confusión, distorsión o engaño. El Auto de Inicio, dispuso reserva absoluta de la “Custodia”, prohibiéndose la difusión de los hechos por ningún medio, incluido el Pastoral, so pena de excomunión.

La pericia física buscó establecer la existencia de causas que hubiesen ocasionado distorsión o engaño, anteponiendo conceptos técnicos inmersos en la óptica física u óptica geométrica, ya por reflexión, o por proyección, para confirmar o descartar alguna proyección por medio de rayos ultravioletas o por reflexión del vidrio de la Custodia que podrían haber servido como espejo, para reflejar algún cuadro o estampa.

Se buscó descartar o confirmar proyección a través de videos u otros mecanismos parecidos, más aún cuando los innumerables testigos afirmaban haber visto a un “Cristo vivo y en movimiento”. Seconcluyó que las imágenes vistas, tanto en la Capilla, como Iglesia Matriz, no podían explicarse como efectos de causas físicas o naturales.

Se ofrecieron espacios de veeduría y participación a sentimientos de escepticismo, incredulidad o duda. Uno de los peritos fue el doctor Sven Aage Bestle, quien, profesando la religión protestante fue escéptico en la veracidad de los hechos.

SENTENTIA CANONICI -CAN. 1868-

El Tribunal Eclesiástico Ad Casum, enmarcado en la normativa Canónica –Pío-Benedictino de 1917–, luego de agotar cuanta diligencia fue necesaria, terminó plasmando el Decreto Arquiespiscopal del 5 de abril de 1961, a través del cual, Monseñor Manuel de Jesús Serrano Abad, Arzobispo de Cuenca, declaró al suceso como “HISTÓRICAMENTE CIERTO Y NO EXPLICABLE POR CAUSAS ORDINARIAS Y NATURALES”.

La obra “Colección de Oro del Milagro Eucarístico de Cañar”, a lanzarse este 24 de junio de 2023, recoge todos los hechos que giran en torno al maravilloso portento que estaría retomando fuerza en el orden moral, religioso y social. (Foto archivo D.F.R.M.).

LA “BASÍLICA DE LA SANTA FAZ DE LA EUCARISTÍA”

El fin de un milagro no se encierra en el orden físico, sino en el moral y religioso. (Concilio Vaticano, Const. de fide cath. can. 4.). Es un suceso que interpela al hombre en el fondo de su existencia y lo llama a un diálogo con “DIOS”. Ya expresó Monseñor Serrano Abad: “…un milagro sin motivos es absurdo, es pensar pensamientos de ignorancia, hacer de la sublimidad de la religión superchería vana y trivial…”.

Deberíamos acaso buscar, individual y/o colectivamente, los designios de este Milagro para cimentar profundas concepciones enmarcadas en el orden moral, religioso y social, tan venidas a menos en las últimas décadas.

Será ahora el momento para emprender las primeras iniciativas que permitan construir la “BASÍLICA DE LA SANTA FAZ DE LA EUCARISTÍA”, como la del “Voto Nacional”, o monumental “Virgen del Panecillo, impulsada y levantada en Quito, por los sacerdotes Jesús Rigoberto Correa Vásquez y Julio María Matovelle, nativos de Cañar y Cuenca, respectivamente. 

Corresponde a las actuales generaciones de Cañar y austro ser sus ejecutores o será necesario esperar otras seis décadas para que las venideras lo hagan, confirmándose aquello de que para “DIOS” EL TIEMPO NO PASA NI LENTO, NI RÁPIDO.